
Templo de Hatshepsut
Templo de Hatshepsut
Clasificación
El Templo de Hatshepsut, también conocido como Djeser-Djeseru (“el Sublime de los Sublimes”), es uno de los ejemplos más refinados de la arquitectura funeraria del Antiguo Egipto. Fue mandado construir por la reina-faraón Hatshepsut, de la XVIII Dinastía, hacia el año 1470 a.C., durante el período del Imperio Nuevo. Se encuentra en Deir el-Bahari, en la orilla occidental del Nilo, frente a Tebas (actual Luxor). El templo pertenece al estilo clásico tebano, desarrollado en el contexto del renacimiento cultural y artístico del Imperio Nuevo. Actualmente, se conserva en buen estado gracias a restauraciones del Servicio de Antigüedades Egipcias y del Instituto Polaco de Arqueología.
Descripción
El Templo de Hatshepsut está excavado parcialmente en la roca y construido en parte sobre terrazas artificiales. Su planta es axial y simétrica, organizada en tres niveles superpuestos, conectados por rampas centrales. Cada nivel está flanqueado por columnatas abiertas, formadas por pilares cuadrados en las plantas bajas y columnas osiriacas o protodóricas en los niveles superiores. Al fondo, un santuario excavado en la roca marca el espacio más sagrado del templo, dedicado al dios Amón-Ra. Además, existen capillas laterales dedicadas a Anubis, Hathor y a la propia Hatshepsut como Osiris.
El alzado del templo es escalonado, con proporciones armónicas y una integración perfecta en el acantilado rocoso de Deir el-Bahari. Los elementos sustentantes son los pilares y columnas, mientras que los sustentados incluyen las techumbres planas y las rampas. El templo estaba decorado con bajorrelieves policromados que narraban episodios del reinado de Hatshepsut, como su expedición a Punt, su nacimiento divino o su legitimación como faraón. Aunque muchas decoraciones fueron borradas tras su muerte, aún se conservan importantes fragmentos.
Análisis
La luz juega un papel esencial en este templo. Durante la mañana, las terrazas reciben luz solar directa, que va penetrando progresivamente hacia el santuario. De este modo, la luz se convierte en símbolo del viaje del alma desde la oscuridad hacia la divinidad. El color original incluía tonos vivos: rojos, verdes, azules y ocres, utilizados en relieves y esculturas. A pesar del paso del tiempo, parte de esta policromía aún es visible en las capillas.
El volumen del templo se organiza de forma horizontal y vertical a la vez. Desde la rampa inferior hasta la entrada del santuario, el visitante asciende simbólicamente hacia lo sagrado. Así, la arquitectura refuerza la idea de elevación espiritual. El ritmo visual se marca por la repetición de columnas, rampas y patios, creando un flujo armónico de espacios abiertos y cerrados. Las proporciones del conjunto se basan en principios de simetría y jerarquía: cuanto más alto el nivel, mayor su importancia. Finalmente, la montaña que sirve de fondo refuerza la sacralidad del conjunto, como si la roca misma albergara a los dioses.
Comentario
El Templo de Hatshepsut representa uno de los logros más refinados de la arquitectura egipcia. Después del turbulento Segundo Periodo Intermedio, el Imperio Nuevo se caracterizó por una recuperación del poder central, el culto solar y la monumentalidad. Hatshepsut, como mujer-faraón, debía legitimar su reinado. Para ello, construyó un templo funerario sin precedentes, en un lugar cargado de simbolismo: Deir el-Bahari, junto al templo de Mentuhotep II.
A diferencia de las pirámides del Imperio Antiguo, que ocultan la tumba, este templo la integra visual y espacialmente en el entorno natural. Así mismo, adopta un modelo abierto y procesional, con rampas que guían al visitante en un recorrido ascendente. La arquitectura se convierte, entonces, en una experiencia ritual. Cada tramo de la rampa representa un paso hacia la divinidad, cada columnata un acto de solemnidad.
La función del templo era honrar a la reina fallecida y servir como escenario para su culto eterno. Al mismo tiempo, ofrecía espacios para los dioses principales de Tebas. El santuario final, dedicado a Amón-Ra, era el punto culminante del eje sagrado. Las capillas laterales mostraban escenas de ofrendas, rituales y representaciones teológicas. Entre ellas, destaca el ciclo iconográfico del viaje a Punt, que celebra el esplendor del reinado de Hatshepsut y su conexión con lo exótico y lo divino.
Los rasgos distintivos del templo son:
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Organización en terrazas escalonadas y rampas centrales.
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Integración con el acantilado de Deir el-Bahari.
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Decoración con relieves narrativos e históricos.
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Presencia de capillas dedicadas a diferentes divinidades.
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Simetría y axialidad como principios estructurales.
Además, el templo destaca por su función política: consolidar el prestigio de una mujer en el trono, algo inusual en Egipto. Aunque sus sucesores intentaron borrar su memoria, el templo sobrevivió como testimonio de su poder y legado. Posteriormente, esta tipología influyó en otras construcciones, como los templos de Ramsés II en Abidos o los de la dinastía XIX en Luxor.
Conclusión
En definitiva, el Templo de Hatshepsut es una de las cumbres de la arquitectura religiosa del Antiguo Egipto. Su originalidad reside tanto en su forma como en su contenido. Formalmente, combina simetría, paisaje y monumentalidad. Simbólicamente, expresa una visión del mundo donde la realeza, el paisaje y lo divino se entrelazan.
Además, este templo demuestra cómo el arte y la arquitectura fueron utilizados para legitimar un reinado excepcional. Hatshepsut, mujer y faraón, usó el espacio arquitectónico para presentarse como igual a los grandes reyes de Egipto. Por tanto, Djeser-Djeseru no es solo una tumba, sino una afirmación ideológica y teológica.
Finalmente, su influencia perduró en siglos posteriores. No solo inspiró otras obras monumentales, sino que fijó un modelo para la arquitectura tebana. Estudiar este templo permite comprender no solo el arte del Imperio Nuevo, sino también las complejas relaciones entre género, poder y religión en el Egipto faraónico.
Bibliografía
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- Wikipedia