
Augusto de Prima Porta
CLASIFICACIÓN
La escultura conocida como “Augusto de Prima Porta” es una obra anónima del arte romano imperial, realizada hacia el 20 a.C., en plena consolidación del régimen del primer emperador romano, César Augusto. Se trata de una estatua de bulto redondo, tallada en mármol mediante la técnica de la talla directa, y responde a un tipo iconográfico específico: el retrato de adlocutio, es decir, de discurso ante las tropas. Esta pieza se conserva en el Museo Chiaramonti de los Museos Vaticanos, tras haber sido descubierta en 1863 en la villa de Livia, esposa del emperador, en Prima Porta, a las afueras de Roma. La escultura se enmarca en el estilo del arte romano oficial del Alto Imperio, en el que se funden la tradición del retrato republicano con la idealización clasicista heredada del mundo griego.
DESCRIPCIÓN
El Augusto de Prima Porta representa al emperador Augusto de manera figurativa y naturalista, en una postura de solemnidad y autoridad. Se trata de una escultura de bulto redondo, exenta, concebida para ser vista frontalmente pero con tratamiento tridimensional completo. El material utilizado es el mármol blanco, y la técnica es la de talla directa, aunque originariamente la pieza estaba policromada, como era costumbre en el arte romano.
En cuanto al género, pertenece al retrato político-ideológico, con elementos tanto religiosos como mitológicos, propios del discurso de poder de la época. El tema principal es el emperador en actitud oratoria, con el brazo derecho extendido en gesto de mando o arenga, y el izquierdo sosteniendo el manto (paludamentum). Viste coraza militar (lorica musculata), símbolo de su autoridad como comandante en jefe de los ejércitos romanos, y lleva el manto recogido sobre la cintura. No se representa calzado, lo cual es significativo: la ausencia de sandalias sugiere su divinización, como si caminara sobre el suelo sagrado.
Un elemento icónico central es el relieve de la coraza, que alude al triunfo diplomático sobre los partos: muestra la devolución de las insignias legionarias que habían sido capturadas décadas antes. Esta escena está rodeada de una composición simbólica en la que aparecen dioses, personificaciones y figuras mitológicas: Caelus (el cielo), Sol, Aurora, Tellus (la tierra), y Marte, todos refuerzan el orden cósmico y la legitimidad del poder augusteo.
A los pies del emperador aparece Cupido sobre un delfín, alusión directa a la ascendencia divina de Augusto por vía de Venus, madre de Eneas y fundadora mítica de Roma. Este detalle no solo refuerza el linaje divino del emperador, sino que también sirve de apoyo estructural a la pierna de la estatua.
ANÁLISIS DEL AUGUSTO DE PRIMA PORTA
Desde el punto de vista formal, el Augusto de Prima Porta presenta un tratamiento estilístico que combina idealización clásica y verosimilitud romana:
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Volumen: La escultura está cuidadosamente esculpida con un volumen cerrado, compacto, que transmite estabilidad y solidez. No hay elementos que rompan la silueta general, lo que contribuye a la solemnidad de la figura.
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Movimiento: Aunque la figura es fundamentalmente frontal y estática, la torsión leve del torso y la disposición de las piernas sugiere un contrapposto moderado, heredado del clasicismo griego, particularmente del Doríforo de Policleto. Este dinamismo contenido otorga naturalismo sin restar majestad.
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Composición: De estructura piramidal, la composición está cuidadosamente equilibrada, con el brazo extendido como eje dominante. El equilibrio entre las masas visuales del brazo derecho y el manto en el lado izquierdo refuerza la sensación de orden y control.
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Proporcionalidad: Las proporciones del cuerpo se ajustan al canon clásico, con una ligera idealización: el rostro joven y sereno no refleja la edad real de Augusto en el momento de su realización, sino su juventud perpetua, elemento recurrente en su iconografía.
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Texturas: El mármol es trabajado con gran precisión: la piel aparece lisa y tersa, contrastando con el tratamiento detallado de la armadura y los pliegues del manto, que dotan de riqueza visual a la superficie escultórica.
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Color: Aunque hoy se presenta en mármol blanco, estudios han demostrado que estaba ricamente policromada, especialmente en la coraza y el rostro. Esta policromía debía aumentar el realismo e impacto visual del retrato.
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Expresividad: El rostro, sereno y levemente idealizado, transmite autoridad, control y divinidad. No hay rastro de emociones fuertes: el gesto del emperador es contenido, casi estoico, en consonancia con los ideales de autocontrol y equilibrio que promulgaba el régimen augusteo.
COMENTARIO
La escultura del Augusto de Prima Porta, se inscribe en el contexto del Alto Imperio romano, un periodo que se inicia con el gobierno de Augusto tras la crisis de la República. Durante este tiempo, se consolida un nuevo lenguaje artístico, al servicio de la ideología del principado, en el que el arte cumple una función claramente propagandística, religiosa y legitimadora.
El estilo que caracteriza a esta obra nace en Roma, pero se difunde rápidamente a través de las provincias, marcando la identidad visual del imperio. El contexto histórico de esta escultura es el de la estabilización política y el establecimiento de la Pax Romana, tras décadas de guerras civiles. El arte es utilizado activamente para comunicar los valores del nuevo orden: paz, prosperidad, orden, continuidad y legitimidad.
En cuanto a sus funciones, la obra es:
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Política-propagandística, exaltando al emperador como garante del orden y la victoria.
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Religiosa, al subrayar su filiación divina.
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Didáctica e ideológica, pues transmite valores morales y políticos del nuevo régimen.
Entre los rasgos distintivos de este estilo escultórico destacan:
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El uso del canon clásico idealizado para representar figuras políticas.
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La mezcla de verismo romano (en algunos retratos) con la estética griega.
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El uso del arte como vehículo de propaganda imperial.
La escultura se inspira en el Doríforo de Policleto en cuanto al tratamiento corporal, y en los retratos heroicos griegos como el de Pericles o Alejandro Magno. En el ámbito romano, se conecta con otras obras monumentales como el Ara Pacis, la estatua ecuestre de Marco Aurelio o los relieves del Arco de Tito.
Los escultores de la época permanecen en el anonimato, puesto que el énfasis no recaía en la autoría individual, sino en la eficacia comunicativa de la obra. El artista era un ejecutor de un mensaje político y religioso elaborado desde el poder.
CONCLUSIÓN DEL AUGUSTO DE PRIMA PORTA
El “Augusto de Prima Porta” es una de las esculturas más emblemáticas del arte romano por su capacidad de sintetizar herencias griegas clásicas con un nuevo lenguaje político romano. Esta estatua marca el inicio de una iconografía imperial que influirá durante siglos, no solo en Roma, sino en el arte del Renacimiento y el Neoclasicismo. Su modelo de líder idealizado y divinizado será retomado por artistas como Canova o David, y servirá de inspiración para el arte oficial de regímenes modernos. Además, representa un hito en la historia del uso del arte como instrumento de poder, práctica que perdura hasta el presente.
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- Wikipedia