TRATADO DEL EBRO

“Por aquella época, Asdrúbal […], actuando de modo inteligente y pragmático, hacía en todo grandes avances […]. Los romanos, al ver que el poderío de los cartagineses era cada vez mayor y más temible, se decidieron a intervenir en los asuntos de Iberia. Cayeron en la cuenta que se habían dormido en los tiempos anteriores y que habían permitido a los cartagineses constituirse en una gran potencia, por lo que intentaron, en lo posible, recuperar el tiempo perdido.

Por aquel entonces no se atrevían a dar órdenes a los cartagineses o a hacerles la guerra, ya que pendía sobre su nación el temor de los celtas y esperaban cada día una invasión. Adulando a Asdrúbal y tranquilizándole, decidieron hacer frente a los celtas y luchar contra ellos. Pensaban que jamás podrían dominar Italia y ni siquiera habitar seguros en su patria, teniendo a tales gentes como vigilantes sobre sus cabezas. Por estas razones, enviaron embajadores a Asdrúbal para firmar un acuerdo en el que, sin mencionar al resto de Hispania, se decía que los cartagineses no podían atravesar el río Ebro con fines belicosos. Al mismo tiempo emprendían la guerra en Italia contra los celtas.”

Polibio. HISTORIAS


Tratado del Ebro (Polibio, Historias)


Clasificación

Este fragmento pertenece a la obra Historias del historiador griego Polibio, escrita en el siglo II a. C. Polibio es considerado una de las principales fuentes sobre el expansionismo romano durante la República. Por tanto, nos encontramos ante una fuente secundaria desde el punto de vista cronológico, aunque muy próxima a los acontecimientos que describe y basada en fuentes orales, diplomáticas y oficiales de la época.

El autor es un personaje público de gran prestigio en el ámbito cultural y político helenístico. Procedente de la ciudad de Megalópolis, fue rehén político en Roma y miembro del círculo de los Escipiones, lo que le proporcionó acceso directo a los archivos y testigos del proceso imperialista romano.

El texto se refiere a un momento crucial de la expansión cartaginesa en la península ibérica, liderada por Asdrúbal el Bello, y la posterior reacción romana: el llamado Tratado del Ebro, firmado hacia el 226 a. C.. Este acuerdo establecía que los cartagineses no podían cruzar el río Ebro con fines militares.

La localización geográfica se centra en la Península Ibérica, en el contexto del avance cartaginés tras la Primera Guerra Púnica. El texto es de naturaleza político-histórica y de carácter público, destinado a una audiencia culta. Su intencionalidad es informativa, aunque también posee un claro tono interpretativo y justificativo respecto a las decisiones estratégicas romanas.


Análisis

La idea principal del texto es explicar el origen y contenido del Tratado del Ebro, como reacción romana al fortalecimiento cartaginés en Hispania.

Ideas secundarias:

  • Al inicio, los romanos observan con preocupación el auge de Cartago en Iberia, atribuyendo su situación a la pasividad anterior.

  • Mientras tanto, deciden centrar sus esfuerzos en defender Italia de los celtas, considerados una amenaza inmediata.

  • Como solución diplomática, optan por firmar un tratado con Asdrúbal que limita la expansión cartaginesa sin provocar un conflicto abierto.

  • Finalmente, el texto sugiere una política pragmática: evitar una guerra simultánea con Cartago y los galos, mientras se reorganizan internamente.


Comentario

El pasaje de Polibio nos sitúa en un momento clave del equilibrio geopolítico en el Mediterráneo occidental. Tras la derrota en la Primera Guerra Púnica (264-241 a. C.), Cartago busca compensar sus pérdidas en Sicilia mediante una política de expansión en Hispania, rica en recursos y con importantes potencialidades militares.

Asdrúbal el Bello, yerno de Amílcar Barca, lidera esta expansión cartaginesa con una mezcla de diplomacia, alianzas y campañas militares. De hecho, según Polibio, lo hace con habilidad y pragmatismo, consolidando un auténtico dominio territorial en la península.

Por su parte, Roma, aún debilitada y con amenazas inminentes desde el norte, decide no enfrentarse directamente a Cartago, al menos por el momento. Esto resulta relevante porque muestra una Roma no agresiva aún, sino cauta y estratégica. Conscientes del error de haber ignorado la expansión púnica, los romanos buscan contenerla sin provocar un nuevo conflicto, de ahí la firma del Tratado del Ebro.

El tratado mismo es sumamente interesante, ya que no afecta al conjunto de Hispania, sino que se limita a prohibir el paso cartaginés al norte del Ebro con fines militares. Este detalle se convierte en una ambigüedad clave: ¿estaban protegidas ciudades al norte del Ebro, como Sagunto, aliada de Roma, aunque no mencionada en el tratado?

Esta laguna legal, eventualmente, sería utilizada por Roma para justificar la Segunda Guerra Púnica (218-201 a. C.). Cuando Aníbal atacó Sagunto, Roma alegó que Cartago violaba el acuerdo, aunque técnicamente no era así, lo cual plantea un debate historiográfico sobre la responsabilidad del conflicto.

Polibio, cuya obra tiene un fuerte componente apologético hacia Roma, presenta el tratado como una decisión racional, orientada a evitar una guerra prematura. Sin embargo, también deja entrever que los romanos comenzaban a pensar en Hispania como una zona de influencia estratégica, fundamental para contener a Cartago y garantizar su propia expansión.

Este episodio se convierte así en un punto de inflexión en la política internacional romana. Marca el paso de una potencia defensiva a una potencia preventiva y, más adelante, ofensiva. El dominio de Hispania tras la Segunda Guerra Púnica será fundamental para el ascenso imperial de Roma.


Conclusión. Tratado del Ebro

En conclusión, el fragmento del Tratado del Ebro recogido por Polibio constituye un testimonio esencial para entender la geopolítica mediterránea del siglo III a. C. A través de él, observamos tanto la habilidad diplomática romana como su creciente interés en controlar el avance cartaginés.

Aunque se firmó como medida de contención, el tratado tuvo importantes implicaciones futuras, ya que sirvió como base argumental para la guerra más decisiva entre Roma y Cartago: la Segunda Guerra Púnica. En ella, Aníbal cruzaría los Alpes y llevaría el conflicto hasta el corazón de Italia.

Desde una perspectiva historiográfica, el texto permite reflexionar sobre el papel de los tratados como instrumentos de equilibrio, pero también como herramientas de legitimación de futuras guerras. Polibio, como historiador comprometido con el poder romano, ofrece una lectura que justifica la acción de su patria, pero su propia narrativa revela las tensiones y ambigüedades del relato oficial.


Bibliografía. Tratado del Ebro

  • Polibio. (s. II a. C.). Historias.

  • Lancel, S. (1990). Cartago. Barcelona: Crítica.

  • Hoyos, D. (2003). Hannibal’s Dynasty: Power and Politics in the Western Mediterranean, 247–183 BC. Routledge.

  • Blázquez, J. M. (1981). La colonización púnica de Hispania. Madrid: Ediciones Istmo.

  • Goldsworthy, A. (2001). Las guerras púnicas. Barcelona: Ariel.

  • Wikipedia

 

 

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