
Templo de Apolo en Corinto
Templo de Apolo en Corinto
Clasificación
El Templo de Apolo en Corinto fue construido en la segunda mitad del siglo VI a.C., alrededor del año 540 a.C.. Se ubica en la antigua ciudad de Corinto, dentro del Peloponeso griego, una región rica y culturalmente avanzada en la Antigüedad. Pertenece al estilo dórico, uno de los órdenes arquitectónicos más representativos de la arquitectura griega. Aunque su autor permanece en el anonimato, el templo destaca como una de las primeras construcciones monumentales en piedra de este estilo. Actualmente, se conservan siete columnas monolíticas del edificio original. Así, la obra continúa siendo esencial para comprender el desarrollo inicial de la arquitectura sagrada griega, a pesar de su estado fragmentario.
Descripción
El templo presenta una planta períptera rectangular, conformada por 6 columnas en los lados menores y 15 en los mayores, lo que se aleja de las proporciones clásicas posteriores. Fue construido en piedra caliza local, que luego fue recubierta de estuco para imitar el mármol, práctica común en templos del periodo arcaico. La estructura arquitectónica sigue un esquema arquitrabado, es decir, horizontal, característico del mundo griego. La cubierta era a dos aguas y estaba compuesta por tejas de cerámica. El alzado, con una estilóbata elevada y columnas robustas, transmite monumentalidad. Como elementos sustentantes se encuentran columnas dóricas monolíticas, mientras que los elementos sustentados incluyen el entablamento y la techumbre. En cuanto a los espacios interiores, se dividía en pronaos, naos y opistodomos, como era habitual. Los elementos decorativos, aunque hoy desaparecidos, incluían frisos con triglifos y metopas, posiblemente policromadas, y frontones con motivos escultóricos.
Análisis
El tratamiento de la luz en el templo responde a su función religiosa. La iluminación natural era escasa, limitada al ingreso, aunque evidentemente cargada de simbolismo por estar dedicada a Apolo, dios del sol. En cuanto al color, es sabido que los templos arcaicos eran policromados, de modo que las metopas, frisos y frontones habrían estado decorados con colores vivos, aunque estos se hayan perdido con el tiempo. El volumen del edificio es compacto, articulado en prismas y cilindros, y su organización espacial permite identificar con claridad cada área funcional. Así, el espectador puede diferenciar las estancias incluso desde el exterior. El ritmo visual es constante, marcado por la repetición de columnas y la alternancia de triglifos y metopas, como es propio del estilo dórico. Las proporciones son más robustas que en épocas clásicas; predominan las líneas horizontales, lo que aporta una sensación de solidez y estabilidad, en contraste con la verticalidad del orden jónico. Además, la disposición de las columnas y su tamaño relativamente grueso refuerzan el carácter tectónico y sobrio del conjunto.
Comentario
El templo fue erigido cuando el estilo dórico aún estaba consolidándose en la Grecia continental. Este estilo se desarrolló desde comienzos del siglo VII a.C. y alcanzó su máximo esplendor en el siglo V a.C., especialmente en Atenas. Surgido en el Peloponeso, el dórico se expandió hacia Sicilia y la Magna Grecia, influyendo incluso en la arquitectura romana. En este contexto, Corinto jugó un papel fundamental como ciudad mercantil, rica y cosmopolita, lo que explica su capacidad para financiar obras de gran escala. El Templo de Apolo se enmarca dentro del proceso de monumentalización de los santuarios urbanos, que reflejaban la identidad cívica y religiosa de la polis. Su función era eminentemente religiosa, pues servía de sede del culto a Apolo, deidad vinculada a la luz, la armonía y las artes. Así mismo, simbolizaba el poder de la ciudad y su relación con los dioses.
Entre los rasgos fundamentales del estilo dórico representados en esta obra destacan:
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Columnas sin basa, fuste estriado y capitel sobrio,
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Frisos con triglifos y metopas,
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Planta rectangular con cella tripartita,
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Volúmenes compactos y horizontales,
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Uso de policromía arquitectónica original.
El templo de Apolo en Corinto puede ser comparado con otros templos arcaicos como el de Hera en Olimpia o el de Artemisa en Corfú, aunque posee características propias. Ciertamente, es uno de los pocos templos del periodo arcaico en que las columnas se construyeron con un solo bloque de piedra, lo cual era técnicamente complejo. Aunque no se conocen los nombres de los arquitectos, estos eran considerados artesanos al servicio del Estado, aún sin reconocimiento individual. Este anonimato contrasta con la importancia que, posteriormente, adquirieron los arquitectos del periodo clásico.
Conclusión. Templo de Apolo en Corinto
En conclusión, el Templo de Apolo en Corinto constituye un hito esencial en la historia de la arquitectura griega antigua. Su valor reside no sólo en su antigüedad, sino también en el hecho de consolidar los elementos fundamentales del orden dórico. Específicamente, este templo representa un puente entre las primeras construcciones en madera y la arquitectura pétrea, con una planta más ambiciosa y duradera. Posteriormente, estas soluciones técnicas y formales serían refinadas en el siglo V a.C., como muestra el Partenón. De hecho, su influencia se extiende hasta el arte romano y renace en el neoclasicismo de los siglos XVIII y XIX, cuando los arquitectos buscaron en Grecia un modelo de pureza y racionalidad. Así, el Templo de Apolo en Corinto no sólo inaugura una tradición, sino que anticipa siglos de historia arquitectónica. Su legado permanece vigente, tanto en lo técnico como en lo simbólico, en toda la cultura occidental.
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- Wikipedia