
Persépolis – Al-Nassr
Persépolis – Al-Nassr
Clasificación
Las ruinas de Persépolis, fundadas hacia el 518 a.C. por el rey Darío I, representan una de las manifestaciones más poderosas y refinadas del arte aqueménida dentro del contexto del Imperio Persa. Este conjunto arquitectónico de carácter ceremonial y político se sitúa en el suroeste de Irán, cerca de la ciudad actual de Shiraz, en la región de Fars. La construcción continuó bajo los reinados de Jerjes I y Artajerjes I, hasta su destrucción parcial por Alejandro Magno en el 330 a.C. Su estilo combina elementos de diversas culturas dominadas por el imperio, como Babilonia, Egipto, Lidia o Grecia, en una síntesis artística sin precedentes. Hoy, Persépolis es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se considera un símbolo excepcional del poder, la sofisticación técnica y la visión universalista de los aqueménidas.
Descripción
Persépolis se levanta sobre una terraza artificial de grandes dimensiones, construida al pie de la montaña Kuh-e Rahmat. Esta plataforma monumental aloja varios edificios de carácter ceremonial: entre ellos destacan la Puerta de todas las Naciones, el Apadana o sala de audiencias, los palacios de Darío y Jerjes, y la Sala del Tesoro. El conjunto fue edificado principalmente en piedra caliza, aunque también se utilizaron materiales como ladrillo, madera de cedro y metales preciosos en sus decoraciones. Las plantas arquitectónicas responden a esquemas ortogonales y jerárquicos, organizadas alrededor de patios y escalinatas.
La fachada principal está marcada por escalinatas simétricas adornadas con relieves de pueblos tributarios. Las construcciones emplean columnas de gran altura, con fustes estriados, basas decoradas y capiteles zoomorfos –generalmente toros o grifos– que sustentaban techumbres hoy desaparecidas. Estas estructuras adinteladas utilizaban techos planos de madera y caña cubiertos con barro prensado. El alzado combina la monumentalidad vertical de las columnas con la horizontalidad de las plataformas. Como elementos decorativos, abundan los relieves narrativos, inscripciones trilingües y motivos florales o geométricos, todo dispuesto para comunicar el orden universal del poder persa.
Análisis
La luz desempeñaba un papel crucial en la configuración espacial de Persépolis. Los edificios, al estar abiertos al exterior, recibían abundante luz natural, que resaltaba los volúmenes arquitectónicos y los detalles esculpidos. Además, los juegos de luz y sombra en los relieves creaban una sensación de movimiento en las figuras procesionales. Aunque el color original se ha perdido en su mayoría, se sabe que los relieves estaban policromados, con pigmentos rojos, azules y dorados, lo cual añadía una dimensión sensorial a la experiencia visual.
El volumen se organiza en planos ascendentes y estructuras macizas, con cuerpos escalonados que refuerzan la sensación de acceso a un espacio elevado y sagrado. Generalmente, el conjunto genera un efecto de grandeza progresiva: desde la escalinata hasta la Apadana, todo se orienta hacia el trono imperial. El ritmo arquitectónico se manifiesta en la repetición regular de columnas, relieves y frisos. Este patrón rítmico no solo organiza el espacio, sino que también expresa el orden y la estabilidad del imperio. Las proporciones equilibradas entre la base y la altura de las columnas confieren armonía al conjunto, evitando cualquier tensión visual. Evidentemente, estas proporciones tienen un propósito ideológico: mostrar un equilibrio cósmico que el rey preserva como gobernante legítimo de los pueblos del mundo.
Comentario
El estilo aqueménida tiene su origen a mediados del siglo VI a.C., tras la fundación del imperio por Ciro II el Grande. Este estilo floreció hasta la conquista de Persia por Alejandro Magno. Nacido en la región iraní de Persis, el arte aqueménida se extendió por todo el Próximo Oriente antiguo, integrando motivos y técnicas de Egipto, Mesopotamia, Anatolia y el mundo helénico. En este contexto, Persépolis se convierte en un punto culminante: no solo como arquitectura, sino como proyecto político-visual. Su función no era administrativa ni residencial; servía como centro ceremonial del imperio, donde se celebraba la festividad del Nowruz y se reafirmaban los lazos de fidelidad entre el Gran Rey y los pueblos sometidos.
Entre los rasgos definitorios del estilo aqueménida destacan:
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El uso monumental de la columna esbelta con capitel animal,
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La organización simétrica de los espacios,
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La narrativa visual de relieves procesionales,
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La jerarquización de accesos,
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Y el simbolismo que combina poder, diversidad y unidad.
Así, Persépolis es un arte del poder, pero también de la diversidad: en sus relieves aparecen etíopes, medos, lidios, indios, babilonios, cada uno con su vestimenta, presentando tributos. No hay una escena de guerra: el imperio no necesita imponerse por la violencia, sino que se manifiesta como eje pacificador del mundo.
Las obras paralelas dentro de este estilo son los restos de Pasargada, primera capital persa fundada por Ciro II; el Palacio de Susa, ampliado por Darío y Jerjes; y las tumbas rupestres de Naqsh-e Rostam, esculpidas en la roca con inscripciones reales. Todos estos ejemplos refuerzan una estética común al imperio.
Los artistas de Persépolis no eran persas exclusivamente. Procedían de distintas partes del imperio y aportaron sus técnicas locales. Con ello, se consolidó un arte híbrido, que hoy podemos considerar una de las primeras expresiones de arte globalizado. Aunque sus nombres no han llegado hasta nosotros, sus obras evidencian una extraordinaria maestría en el tallado, la planificación arquitectónica y el trabajo colaborativo.
Conclusión. Persépolis – Al-Nassr
Persépolis es, sin duda, una de las obras maestras del mundo antiguo. Su mayor aportación a la Historia del Arte reside en haber creado una arquitectura de representación imperial sin precedentes, donde la forma y el mensaje se funden en un lenguaje visual claro y poderoso. Efectivamente, logró unificar elementos culturales diversos para forjar un estilo único, el aqueménida, que ha fascinado a arqueólogos, historiadores y artistas contemporáneos. Su iconografía sin escenas de guerra, centrada en la paz, la diversidad y la autoridad legítima, resulta excepcional para su época.
En cuanto a su influencia posterior, puede rastrearse en la arquitectura helenística, especialmente en estructuras como la sala hipóstila del Egipto ptolemaico, o en el uso del relieve narrativo por los romanos. En el siglo XIX, las excavaciones arqueológicas devolvieron a Persépolis al imaginario moderno. Desde entonces, su impacto ha sido evidente en el neoclasicismo, en la arquitectura gubernamental de ciertos países del Oriente Medio, y en la reivindicación cultural del Irán contemporáneo.
Finalmente, Persépolis no fue solo un lugar físico: fue una idea política construida en piedra, un modelo de arte al servicio del Estado y un símbolo de cómo el arte puede reflejar y sostener una visión del mundo.
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- Wikipedia