Puerta de Ishtar. Comentario

Puerta de Ishtar. Comentario


Puerta de Ishtar. Comentario


Clasificación

La Puerta de Ishtar, construida hacia el año 575 a.C. por orden del rey Nabucodonosor II, es una de las obras más emblemáticas del arte babilónico tardío, inserta dentro del más amplio marco del arte mesopotámico. Se ubica originalmente en la ciudad de Babilonia, en el actual Irak, y fue uno de los principales accesos monumentales a la ciudad sagrada. Esta obra pertenece a la arquitectura ceremonial y propagandística, con una clara función religiosa y política. Su reconstrucción parcial se encuentra actualmente en el Museo de Pérgamo de Berlín, lo que ha contribuido a su excelente estado de conservación. Se trata de una obra de carácter simbólico y monumental, representativa del poderío del Imperio Neobabilónico y de su relación con las divinidades tutelares.


Descripción

La Puerta de Ishtar es un claro ejemplo de arquitectura ceremonial mesopotámica. Presenta una estructura simétrica compuesta por una planta rectangular, flanqueada por torres macizas que enmarcan un arco de medio punto central, destinado al paso de las procesiones rituales. Se encuentra construida con ladrillos cocidos esmaltados, que le confieren una vibrante apariencia. Especialmente, predomina el color azul cobalto, sobre el que se distribuyen en relieve filas de animales sagrados, tales como leones, dragones (sirrush) y toros (aurochs). Estos se disponen en registros horizontales paralelos que siguen un patrón repetitivo. Los muros de carga, construidos en ladrillo, son gruesos y resistentes, diseñados para soportar tanto el peso de las torres como la tensión de los arcos. La cubierta, plana y sobria, responde a la tradición constructiva de Mesopotamia. El alzado vertical enfatiza la monumentalidad sin romper el equilibrio compositivo. Además, en la fachada se integran inscripciones cuneiformes en las que se ensalza la figura de Nabucodonosor y su devoción hacia la diosa Ishtar. A través de estos elementos, se establece un mensaje visual claro: el rey como intermediario entre los dioses y la ciudad.


Análisis

Desde un enfoque formal, la obra destaca por su manejo simbólico de la luz y el color. Aunque la puerta carece de iluminación interior, la superficie exterior genera efectos luminosos intensos al reflejar la luz natural sobre el ladrillo vidriado. Esta técnica, raramente vista en la época, otorga a la puerta una cualidad casi sobrenatural, acorde con su carácter sagrado. El color predominante es el azul, asociado en la cultura babilónica con la divinidad y el firmamento. Además, los relieves en tonos blancos, amarillos y ocres crean un fuerte contraste que potencia su legibilidad visual a distancia. El tratamiento del volumen se basa en formas geométricas y compactas, tanto en las torres laterales como en el cuerpo central de la puerta. Lógicamente, la disposición de estos volúmenes genera una impresión de fortaleza y orden. El ritmo arquitectónico se manifiesta en la repetición constante de los motivos zoomorfos, creando una secuencia visual armónica y fácilmente reconocible. Las proporciones son equilibradas: si bien predomina la horizontalidad, reforzada por los registros decorativos, la verticalidad de las torres otorga al conjunto una sensación de solidez y vigilancia. Esta relación proporcional transmite un claro mensaje de control y vigilancia divina sobre la ciudad.


Comentario

El arte babilónico, dentro del cual se sitúa la Puerta de Ishtar, se desarrolla a partir del siglo XVIII a.C., aunque es durante la segunda mitad del siglo VII a.C. cuando alcanza su mayor esplendor bajo el gobierno de Nabucodonosor II. Esta expresión artística se localiza principalmente en Babilonia, aunque su influencia se extiende a regiones como el Elam y, posteriormente, al Imperio Persa, especialmente durante la dinastía aqueménida. El contexto histórico de esta obra corresponde a un periodo de fuerte centralización del poder, con un monarca que se presenta como representante de los dioses en la Tierra. El rey no sólo debía garantizar el orden político, sino también el equilibrio cósmico. La función de la puerta era triple: primero, servir como entrada principal a la ciudad; segundo, cumplir un papel en las ceremonias religiosas en honor a Ishtar; y tercero, actuar como instrumento de propaganda real. A través de ella desfilaban las procesiones que celebraban el Año Nuevo, mostrando la sumisión del pueblo y del propio monarca a las fuerzas divinas.

Entre los rasgos característicos de este estilo, destacan el uso sistemático del ladrillo vidriado policromado, la incorporación de iconografía zoomorfa de carácter sagrado, y la presencia de inscripciones en escritura cuneiforme como forma de exaltación del poder real. A diferencia del arte asirio, donde se privilegiaban los relieves narrativos militares, en el arte babilónico se enfatiza más el carácter simbólico y ceremonial. Obras paradigmáticas del mismo estilo incluyen el zigurat de Etemenanki, identificado por algunos con la Torre de Babel, y los míticos Jardines Colgantes de Babilonia, considerados una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, aunque su existencia física sigue siendo objeto de debate.

En cuanto a los artistas, no se conoce la identidad de los creadores de estas estructuras. Contrariamente a lo que ocurre en la Grecia clásica o el Renacimiento, en Babilonia el arte era una empresa colectiva, anónima, organizada por el Estado. Generalmente, los artesanos trabajaban bajo órdenes estrictas y sin reconocimiento individual. El rey era, por tanto, el centro del discurso artístico, en tanto legitimador del orden y transmisor de la voluntad divina.


Conclusión. Comentario de la Puerta de Isthar

La Puerta de Ishtar constituye una de las mayores contribuciones del mundo mesopotámico a la historia de la arquitectura y el urbanismo antiguo. Su principal aportación es la síntesis entre funcionalidad, monumentalidad y simbolismo religioso, además del desarrollo técnico del ladrillo vidriado, cuya policromía influiría en culturas posteriores. Evidentemente, esta obra se configura como un paradigma de arquitectura ceremonial cuyo mensaje excede lo utilitario, articulando una visión del mundo en la que el rey, la ciudad y los dioses forman un mismo eje sagrado.

Entre sus influencias posteriores, destaca su impacto en la arquitectura persa de los siglos VI y V a.C., particularmente en Persépolis, donde se retoman los relieves simbólicos y la monumentalidad ceremonial. Aun así, su influencia llega hasta el siglo XX, cuando la arqueología y la museografía la recuperan como símbolo del esplendor del Oriente Antiguo. La reconstrucción realizada por el Museo de Pérgamo en Berlín contribuyó a que fuera revalorizada como ícono del legado mesopotámico. Finalmente, esta obra no solo testimonia un momento excepcional en la historia del arte, sino que también conserva su vigencia como imagen universal del poder, la belleza y la religión en la ciudad antigua.


Bibliografía. Comentario de la Puerta de Isthar

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  • Wikipedia
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