“No existe acuerdo entre los estudiosos para determinar el momento de la llegada de los fenicios a la Península […]. El relato de la fundación de Cádiz, acontecimiento inaugural de los fenicios en Occidente según la tradición literaria, está transmitido por diferentes autores antiguos que, siguiendo procedimientos cronológicos distintos, sugieren una sorprendente antigüedad para esta fundación. Veleyo Patérculo sitúa este acontecimiento coincidiendo con el retorno de los Heráclidas, unos ochenta años después de la caída de Troya. Plinio en su Historia Natural, transmite la noticia de que el templo de Melqart en Lixus, en la costa atlántica de Marruecos, era algo más antiguo que el de Cádiz, […]. Y, finalmente, Estrabón, considera que Cádiz es poco posterior a la Guerra de Troya. Hay, pues, gran coincidencia en tradiciones de distinta procedencia sobre la fundación de Gadir, en torno al año 1100 a. C.


No obstante, conviene hacer algunas matizaciones. La primera es que la crítica se ha producido tras la constatación arqueológica de la presencia fenicia en Occidente y, puesto que la Arqueología no proporcionaba fechas tan antiguas como las fuentes, estas han sido objeto de diatriba. El éxito del hipercriticismo no se hubiera producido si la arqueología hubiera corroborado una cronología próxima al año 1000 […].


En estas condiciones resulta significativo el hecho de que los restos fenicios más antiguos detectados en un horizonte estratigráfico corresponden al yacimiento de Morro de Mezquitilla. Según la datación radiométrica, los inicios de la colonización fenicia en la zona de Málaga-Algarrobo son del siglo IX. Un coeficiente de probabilidad del 93 por ciento sitúa el establecimiento entre el 894 y el 835 a. C., mientras que en la zona de Vélez-Toscanos, los primeros asentamientos corresponderían a los primeros años del siglo VIII a. C. […].


No obstante, algunas transformaciones culturales del mundo indígena serían más fácilmente explicables a partir de la aceptación de una presencia fenicia en el siglo IX. Al mismo tiempo, esto propiciaría una fase de reconocimiento, con facilidad, en el siglo X, lo cual coincidiría con la información proporcionada por los textos bíblicos sobre la transformación de las relaciones exteriores del mundo fenicio, que, a partir concretamente del siglo X, se convierte en exportador de bienes manufacturados y servicios, al tiempo que importa alimentos. Tal vez no sea baladí recordar que en ese momento se establece la alianza entre el de Tiro, Hiram I y Salomón, mediados del siglo X a. C. por la que los fenicios construyen naves de Tarsis en Esión Geber para ir a Ofir en busca de oro y otros preciados bienes […]. Tarsis en la Biblia siempre es una localidad mediterránea, extremo distinto es que sea identificable con Tartessos, como se ha pretendido, pero al margen de esa hipotética identificación, las noticias sobre el Tarsis bíblico indican que los fenicios navegan por el Mediterráneo en el siglo X a. C.; pero si Morro de Mezquitilla proporciona una cronología del siglo IX a. C. y los fenicios navegan por el Mediterráneo en el siglo X a. C., la existencia de una fase previa de contactos anterior a los asentamientos permanentes parece fácilmente aceptable, por más que resuelva la contradicción expresada desde el comienzo entre las fechas literarias de la fundación de Cádiz hacia el 1100 a. C. y las arqueológicas del siglo IX a. C.”


Jaime Alvar. Historia de España de Historia 16. 1995.

colonización fenicia
Colonización fenicia del Mediterráneo (h. siglo VIII a. C.)



CLASIFICACIÓN: Nos encontramos ante un texto de naturaleza historiográfica, ya que es fruto de la investigación histórica. Se trata de un fragmento de la Historia de España publicado por Historia 16 en 1995, su autor es profesor universitario y catedrático en la Universidad Carlos III de Madrid, su especialidad es la protohistoria en el Península Ibérica. La intención del texto es didáctica y divulgativa, su carácter es público y dirigido a un lector especializado.

ANÁLISIS: La idea principal del texto es la dilucidar la cronología de la presencia fenicia en la península Ibérica. Para la datación correcta, el autor fija la fundación de Cádiz o Gadir para los fenicios como la primera evidencia de colonización, para ello el autor se sirve, bien de fuentes históricas como Plinio y Estrabón, así como en los más recientes hallazgos arqueológicos.

Aparece en la investigación, una contradicción entre las fechas dadas por los autores antiguos que fijarían la fundación de Gadir en torno al 1100 a. C., mientras que las pruebas radiológicas de los yacimientos encontrados fijarían una fecha cercana al siglo IX a. C. para el yacimiento Morro Mezquitilla que es el más antiguo que se conoce de fundación fenicia.

Alvar, parece concluir diciendo que la datación más correcta sea la aportada por las pruebas radiológicas de los yacimientos, situando la fundación de las primeras ciudades fenicias en torno al siglo IX a. C. No obstante, a partir del relato bíblico, parece probado que los fenicios ya navegaban hacia el extremo occidental del Mediterráneo, citado en la biblia como Tarsis, en torno al año 1000 a. C. Lo que parece probar que el comercio fenicio en tierras peninsulares pudo comenzar mucho antes de las fundaciones de ciudades como Gadir (Cádiz), Malaka (Málaga) o Sexi (Almuñecar).

COMENTARIO: La entrada de la península Ibérica en la Edad del Hierro suele coincidir con la llegada de pueblos colonizadores, quienes al parecer introducirían la cultura del hierro. Las colonizaciones no consistieron en la dominación y asimilación cultural de los pueblos peninsulares, sino en la fundación de ciudades o factorías y puertos que facilitaran el comercio. El Mediterráneo al norte del Ebro, estuvo bajo la influencia de los focenses griegos, con la fundación de ciudades como Ampurias (Emporion) o Rhode (Rosas), el sur peninsular estuvo bajo la influencia fenicia con la fundación de ciudades o factorías como Gadir (Cádiz), Malaka (Málaga), Sexi (Almuñecar) o Abdera (Adra). En estas ciudades se comerciaba con pueblos indígenas, algunos, los más avanzados, habían conseguido consolidar civilizaciones urbanas muy jerarquizadas como la mítica Tartessos de Argantonio, identificada con la Tarsis bíblica. Al parecer desde Gadir se comerciaba con el reino de Tartessos, rico en plata, en otras se comerciaba con los diversos pueblos, la mayoría íberos como los ilergetes, edetanos, bastetanos, turdetanos o layetanos. Generalmente, el comercio consistía en la compra de metales preciosos por griegos y fenicios a cambio de la venta de productos alimentarios como vino o aceite.

La influencia fenicia estuvo presente en la península hasta el año 573 a. C. cuando Tiro, la capital fenicia cae en manos de Nabudonossor rey de Babilonia y más tarde en el 537 a. C. cae en manos del Imperio Persa. A partir de aquí, Cartagho, ciudad fenicia, toma el relevo en la península ocupando las antiguas fundaciones fenicias y ocupando nuevos territorios como Ebessus (Ibiza), su sistema económico continuó las prácticas fenicias y llegaron a dirigir el comercio de los puertos griegos. Tras la derrota en la primera Guerra Púnica (264-241 a. C.). Carthago pierde Sicilia y Cerdeña y centra todo su interés en la península Ibérica, donde los bárquidas fundan Carthago Nova en el 238 a. C., y llegan a dominar todo el litoral mediterráneo al sur del Ebro. Sin embargo, entre el 216-201 a. C. tiene lugar la segunda Guerra Púnica con victoria de Roma sobre los cartagineses. A partir de ese momento, la península Ibérica, comienza un largo proceso de dominación y conquista romana, acompañado de un proceso de acumulación cultural que acabará con las culturas indígenas e insertará a la península dentro del Imperio hasta el año 427 cuando los visigodos, aliados de roma, entren en la península para dominar a suevos, alanos y vándalos, poco después constituirán el reino visigodo de Toledo, entrando el territorio peninsular en la Edad Media.