Friso de MeidumFriso de Meidum


FRISO DE MEIDUM. Mastaba de Nefermaat


Clasificación

El Friso de Meidum, también conocido como el Friso de los Gansos, es una de las pinturas más destacadas del arte egipcio antiguo, perteneciente al Imperio Antiguo, aproximadamente del año 2600 a.C., durante la IV Dinastía. Esta obra decoraba originalmente la mastaba del príncipe Nefermaat y su esposa Itet, situada en la necrópolis de Meidum, cerca de Menfis. Su estilo es claramente egipcio funerario, en el que se conjugan elementos naturalistas con un marcado simbolismo, bajo los cánones de representación propios de la época.

El friso fue descubierto en el siglo XIX y trasladado al Museo Egipcio de El Cairo, donde se conserva en la actualidad. Ejecutado con la técnica del temple sobre yeso seco, el friso destaca por la vivacidad de sus colores, la claridad compositiva y la perfección formal en la representación de los animales. Constituye uno de los ejemplos más exquisitos del arte naturalista dentro del contexto simbólico y religioso del Egipto faraónico.


Análisis

En el Friso de Meidum, se representa una escena aparentemente sencilla: seis gansos dispuestos simétricamente en dos grupos de tres. Cada ave está orientada lateralmente, siguiendo la típica ley de la frontalidad del arte egipcio, que regula la representación del cuerpo desde sus puntos de vista más reconocibles: cabeza y patas de perfil, torso de frente. El fondo es neutro y no contiene elementos de paisaje, lo que focaliza la atención del espectador en los detalles anatómicos y cromáticos de las aves.

La línea se impone sobre el color como elemento constructivo de la forma. Las siluetas están definidas con líneas oscuras, firmes y continuas que delimitan de forma clara las distintas áreas cromáticas. Esta técnica permite individualizar cada figura y reforzar su carácter simbólico, al mismo tiempo que preserva la claridad visual. El color es plano, aplicado con una paleta limitada pero eficaz: se utilizan rojos, negros, grises, verdes y blancos, con una gran atención al detalle en los plumajes. Este uso del color no solo persigue un efecto decorativo, sino que también identifica con notable precisión tres especies distintas de gansos, lo cual denota un profundo conocimiento del entorno natural.

La obra carece de volumen en sentido tridimensional. No hay sombreados ni modelado, ya que no se pretende una representación espacial naturalista. Los cuerpos se presentan de perfil, sin superposición ni profundidad, siguiendo el canon de representación característico del arte egipcio. Tampoco hay perspectiva ni escorzo; el friso responde a una lógica visual jerárquica y simbólica, no a una mirada realista occidental.

La composición es cerrada y simétrica, lo que le confiere un alto grado de estabilidad y equilibrio. Las aves aparecen estáticas, en un orden que transmite calma, eternidad y perfección, ideas directamente asociadas al universo funerario egipcio. Esta composición transmite una cosmovisión basada en el orden divino (maat), una de las ideas fundamentales de la religión egipcia.

La obra es, por tanto, estática, sin signos de movimiento. Cada figura se halla aislada dentro de su propio espacio, sin interacción visual o gestual entre ellas. Este hieratismo es también una convención estilística que remite a la idea de permanencia en el más allá. En términos de expresividad, no se busca reflejar emociones, sino representar una verdad eterna y simbólica.


Comentario 

Contexto histórico

El arte egipcio se desarrolla en el contexto de una civilización teocrática, altamente jerarquizada, con una fuerte estructura religiosa y administrativa centrada en la figura del faraón, considerado como un dios viviente. Dentro de esta estructura ideológica, el arte desempeñaba un papel funcional, al servicio de la religión y del culto funerario. Las obras eran creadas para asegurar la continuidad de la vida en el más allá, no para expresar la subjetividad del artista ni representar la realidad tal como la percibimos.

Rasgos estilísticos

El arte del Imperio Antiguo, especialmente durante la IV dinastía, alcanza un alto grado de sofisticación formal dentro de unos límites canónicos muy estrictos. Las pinturas y relieves funerarios, como este friso, tenían la función de garantizar la abundancia, la fertilidad y el orden en la otra vida. En este contexto, el Friso de Meidum representa un caso excepcional, pues introduce una sensibilidad naturalista poco frecuente en el arte egipcio, más centrado en la función simbólica.

El naturalismo del friso ha llevado a numerosos estudiosos a considerarlo como una manifestación avanzada dentro del arte egipcio. Algunos autores, como Gay Robins, han señalado que este tipo de pintura pudo haber sido realizada por artesanos de gran pericia, conocedores tanto de la zoología como de las técnicas pictóricas más refinadas de la época. Se ha debatido también si su elevado nivel artístico responde a una exigencia especial por parte del príncipe Nefermaat, alto dignatario de la corte.

Función y significado

Desde el punto de vista iconográfico, los gansos tienen una carga simbólica ambigua. Por un lado, representan la vida en el campo, la abundancia y la naturaleza domesticada; por otro, son símbolo de fertilidad y de la vida cíclica, ya que su migración está vinculada al calendario agrícola. Su inclusión en una tumba responde a la necesidad de asegurar esa misma abundancia en la vida futura del difunto.

Entre las obras comparables en su contexto, destacan las pinturas de la tumba de Ti en Saqqara o los relieves de la mastaba de Mereruka, pero ninguna alcanza el nivel de realismo zoológico y perfección formal del Friso de Meidum. El artista que la ejecutó permanece anónimo, como era habitual en el arte egipcio, pero su obra trasciende la tradición al introducir un grado de observación de la naturaleza que no volvería a verse con tal intensidad hasta mucho después.


Conclusión. Friso de Meidum

El Friso de Meidum constituye una de las cimas del arte pictórico egipcio del Imperio Antiguo. Su combinación de símbolo y naturaleza, de estética y función religiosa, lo convierte en una obra excepcional dentro del repertorio de la pintura funeraria egipcia. Si bien responde a las convenciones del arte oficial —ley de la frontalidad, composición estática, colores planos—, introduce un grado de detalle naturalista y precisión científica sin parangón. Su importancia radica en haber demostrado que el arte egipcio, aun dentro de sus límites canónicos, podía alcanzar grados de lirismo y belleza técnica comparables a los del arte griego posterior.

Aunque su influencia en épocas posteriores del arte egipcio fue limitada debido al peso del canon, el Friso de Meidum ha sido redescubierto en tiempos modernos como una muestra temprana de la capacidad del arte para conjugar ciencia, religión y belleza. En este sentido, su legado alcanza a inspirar incluso al arte del siglo XX, especialmente dentro del movimiento orientalista y de las corrientes arqueológicas y decorativas del Art Déco, donde el Egipto faraónico resurge como símbolo de elegancia y refinamiento.


Bibliografía. Friso de Meidum

  • Bard, K. A. (2000). Encyclopedia of the Archaeology of Ancient Egypt. Routledge.

  • Fletcher, J. (2005). The Story of Egypt: The Civilization That Shaped the World. Pegasus Books.

  • Kemp, B. (2005). Ancient Egypt: Anatomy of a Civilization (2nd ed.). Routledge.

  • Robins, G. (1997). The Art of Ancient Egypt. Harvard University Press.

  • Wilkinson, R. H. (2003). The Complete Gods and Goddesses of Ancient Egypt. Thames & Hudson.

  • Wikipedia
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