IDENTIFICACIÓN: Nos encontramos ante una escultura conocida con el nombre del Escriba Sentado, de autor desconocido y tallada hacia el 2360 a. C. sobre piedra caliza. Fue encontrada en la Necrópolis de Saqqara y hoy en día se encuentra en el Museo del Louvre en París.
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El Escriba Sentado (Museo del Louvre) |
DESCRIPCIÓN: Nos encontramos ante una representación de un escriba, de bulto redondo y en actitud sedente, tallada en piedra caliza, para su realización seguramente se escogió un bloque de caliza y se trazó la proyección en sus cuatro planos, a partir de ahí se realizaría la talla, lo que le otorga su aspecto de escultura bloque. Después se recubriría de estuco sobre el que se aplicaría la policromía, también cabe destacar la utilización de otros materiales como cristal que sería engastado en los ojos y que contribuyen a acentuar su naturalismo. La escultura representa a un escriba, los escribas en el Antiguo Egipto eran altos funcionarios y tenían una gran consideración social. El escriba aparece sentado en el suelo con las piernas cruzadas, sobre su faldellín apoya un papiro sobre el que extiende sus brazos para escribir, mantiene la espalda erguida y la mirada firme al frente con un gesto de atención ante su interlocutor.
ANÁLISIS FORMAL: La escultura el Escriba Sentado, la podemos situar dentro del grupo iconográfico conocido como escultura cortesana, si bien, muestra características comunes con la estatuaria real, la característica que más lo diferencia de ésta, es sin duda un mayor naturalismo. Como decíamos apreciamos algunos convencionalismos como la Ley de la Frontalidad, sin duda, la escultura está concebida como un bloque y se proyecta para ser contemplada desde un único punto frontal, sin que existan detalles que nos muestren otros puntos de vista. También hay una acusada simetría en toda la composición, así como un gusto por la geometría y la utilización de volúmenes puros, no obstante, el artista hace ciertas concesiones para lograr un aspecto más natural, así el torso no se concibe de forma idealizada, como las estatuas de los faraones, sino por el contrario se opta por una concepción más natural, con formas más redondas y pliegues que muestran un leve sobre peso y que acercarían la escultura a la imagen real del representado. En cuanto al rostro, sigue mostrando el hieratismo típico de la estatuaria egipcia, con una leve sonrisa dibujada en los labios, pero debemos destacar cierto estudio que permite captar el estado psicológico del personaje, que parece estar muy concentrado en las palabras de su interlocutor que le permitirá realizar su trabajo.
FUNCIÓN Y SIGNIFICADO: La función de esta escultura está relacionado con el culto religioso funerario, representaría el Ka’ parte material del alma, al que se uniría el Ba’ o espíritu del difunto, así se daría paso a la psicostasis, o pesaje del alma por el Dios Horus que daría paso a la vida eterna. Además representa cierto estatus social del representado y su importancia en la sociedad egipcia.
COMENTARIO: Dentro del arte del Antiguo Egipto, la escultura tiene un papel fundamental, desde las primeras representaciones escultóricas, como la Paleta de Narmer, encontramos la utilización de ciertos convencionalismos que estuvieron vigentes a lo largo de los 3000 años de historia de esta civilización, si excluimos el breve periodo representado por la herejía de Amenofis IV o Akenatón. Algunos de estos convencionalismos fueron la aplicación de la Ley de Frontalidad, la Ley de la Simetría, el hieratismo o la concepción de escultura-bloque. Sin embargo, estos convencionalismos que se aplicaron a rajatabla en el grupo iconográfico de la estatuaria real, fueron más relajados en otros grupos iconográficos como la estatuaria cortesana, como nos da ejemplo este Escriba Sentado y otras esculturas entre las que destaca el Alcalde del Pueblo.