Edicto de Milán. Comentario de Texto

por Ene 16, 2017Sin categoría

«Habiéndonos reunido felizmente en Milán tanto yo, Constantino Augusto, como yo Licinio Augusto, y habiendo tratado sobre todo lo relativo al bienestar y a la seguridad públicos, juzgamos oportuno regular, en primer lugar, entre los demás asuntos que, según nosotros, beneficiarán a la mayoría, lo relativo a la reverencia debida a la divinidad: a saber, conceder a los cristianos y a todos los demás la facultad de practicar libremente la religión que cada uno desee, con la finalidad de que todo lo que hay de divino en la sede celestial se muestre favorable y propicio tanto a nosotros como a todos los que están bajo nuestra autoridad. Así pues, con criterio sano y recto, hemos creído oportuno tomar la decisión de no rehusar a nadie en absoluto este derecho, bien haya orientado su espíritu a la religión de los cristianos, bien a cualquier otra religión que cada uno crea la más apropiada para sí […]. Además, hemos dictado en relación con los cristianos la siguiente disposición: los locales en que antes acostumbraban a reunirse […], si alguien los hubiere adquirido bien comprándolos al Fisco, bien a cualquier otra persona privada, les deben ser restituidos a los cristianos sin reclamar pago o indemnización alguna y dejando de lado cualquier subterfugio o pretexto […]. Por otra parte, puesto que es sabido que los mismos cristianos poseían no solo los locales en que solían reunirse, sino también otras propiedades que pertenecían a su comunidad en cuanto persona jurídica, es decir, a las iglesias, y no a personas físicas, también estas, sin excepción, quedan incluidas en la disposición anterior […].»


Edicto de Milán, 313.

el edicto de milán
El sueño de Constantino. Piero della Francesca (h. 1455) Iglesia San Francisco de Arezzo.

CLASIFICACIÓN: Nos encontramos ante un fragmento del Edicto de Milán, también conocido como La Tolerancia del Cristianismo. Se trata de un texto de carácter jurídico, redactado en el 313, sus autores son los Emperadores Constantino en Occidente y Licino en Oriente. . Se trata de una fuente primaria y su finalidad es la de regular el culto religioso, es público y dirigido a todos los ciudadanos del Imperio Romano.

ANÁLISIS: La idea principal que subyace en el texto es la de permitir la tolerancia al culto cristiano. A continuación trataremos de explicar algunos aspectos del texto así como desarrollar sus ideas secundarias.

Al comienzo del texto, aparecen los nombres de Constantino y Licino, que se identifican como autores del mismo. Se trata de los dos emperadores romanos que gobernaban el Imperio Romano, para entender su causa hay que remontarse al año 285 d. C. donde el emperador Diocleciano, crea un sistema colegiado de gobierno llamado tetrarquía, donde existían dos emperadores o augustos, que eran ayudados por dos césares. Esto llevó a una división territorial del Imperio, en Oriente y Occidente, con el fin de facilitar su defensa de los pueblos bárbaros en Occidente y del Imperio Persa en Oriente. Por tanto, Constantino, emperador de Occidente y Licino, emperador de Oriente son los autores de este edicto de carácter jurídico.

En las líneas siguientes, se exponen los motivos de la medida, entre los que se encuentran el bienestar y la seguridad pública, se termina declarando la libertad de culto, haciendo una mención especial a la religión cristiana.

Por último, se dictan unas medidas que afectan especialmente a los cristianos, como son la restitución de sus locales de culto así como todos aquellos bienes que formaran parte de estos, ya hayan sido adquiridos por las autoridades o por persona privadas.

COMENTARIO:  Desde la aparición del cristianismo, siempre fue fruto de la persecución por parte del Imperio, las razones eran que no participaban del culto imperio, no participaban en los actos púbicos, y se veía como una sociedad secreta, de la que a menudo se sospechaba y se recelaba, viéndose como un poder paralelo al Imperio. Ante esta situación, sólo quedaba o tolerarlo o erradicarlo. El Imperio optó por la erradicación del cristianismo en numerosas ocasiones iniciando las conocidas como «persecuciones a los cristianos», siendo la más cruel la llevada a cabo por Diocleciano y Galerio en el 303 d. C. conocida como «la gran persecución». Esta medida contemplaba la demolición de templos cristianos, la quema de biblias, privar a los cristianos de cargos públicos e incluso derechos civiles o hacer sacrificios a los dioses del panteón romano so pena de muerte. La intención era restaurar la unidad Imperial en materia religiosa y social y que la población siguiera venerando a los emperadores romanos, a menudo vinculados a dioses del panteón romano como Júpiter o Marte.
La «gran persecución» no consiguió erradicar el cristianismo, ni tampoco conseguir una unidad Imperial, ya que la realidad era muy diferente, a comienzos del siglo IV a. C. el culto al panteón romano competía, con una variedad de cultos locales, como el de Mitra o Cibeles en Asia Menor, el de Isis en Egipto, a los que debemos sumar la tradición judía y el cristianismo.

Ante esta situación religiosa y la incapacidad para erradicar el cristianismo, los Emperadores no tienen otra opción que tolerarlo. El antecedente del Edicto de Milán, debemos verlo en el Edicto de Tolerancia de Nicomedia promulgado por el Emperador Galerio en el 311, con el que se concedía la indulgencia y se reconocía la existencia legal y libertad para los cristianos.

Existe una leyenda acerca de Constantino, donde estando durmiendo la noche antes de la batalla tuvo un sueño, donde se le apareció la cruz cristiana y el Espíritu Santo le dijo «in hoc signo vince» (con este signo vencerás), y al día siguiente venció en la batalle de Puente Milvio, en 312 d. C. Sería a partir de este momento cuando Constantino se convierte al cristianismo. Un año después, ya como emperador, promulgaría el Edicto de Milán.

CONCLUSIONES: Con el Edicto de Milán en 313 comienza la tolerancia del cristianismo en el Imperio. Las consecuencias inmediatas fue la expansión  de esta religión dentro del Imperio, al tiempo que la Iglesia comenzaba a adquirir más y más poder. La culminación llegó en el año 380 d. C. cuando el emperador Teodosio, con el fin de acabar con la heterodoxia arriana, promulgó un edicto en el que declaraba como religión oficial del Imperio al cristianismo niceno, es decir, lo que hoy conocemos como Iglesia Católica. Además del latín, el derecho o el arte, uno de los legados más importantes del Imperio Romano fue la religión, por lo que Europa seguirá siendo fundamental cristiana durante la Edad Media.

* Para algunos autores, no existió un edicto promulgado en Milán en el 313. Lo que conocemos al respecto se deriva de una carta remitida por el emperador Licinio a sus gobernadores provinciales.

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