El Moisés de Miguel Ángel, es quizá la obra donde mejor se representa el concepto de “terribilitá” empleado por el genio modernista. La fue realizada para un gran conjunto monumental proyectado como tumba de Julio II. La prematura muerte del Papa, dejaría incompleto el proyecto, aún así se conservarán algunas partes, como este Moisés y la serie de los esclavos.
Moisés de Miguel Ángel
IDENTIFICACIÓN Y CLASIFICACIÓN DE LA OBRA: Nos encontramos ante una escultura renacentista de principios del siglo XVI. Pertenece a la etapa del Cinquecento en Italia. Se trata de Moisés, figura central de la tumba del Papa Julio II, en la Iglesia de San Pietro in Víncoli en Roma. Realizada por Miguel Ángel Buonarotti. Se trata de una escultura realizada en mármol blanco de Carrara, exenta, de bulto redondo, de cuerpo entero y sedente.
ANÁLISIS FORMAL: El tema de la obra procede del Antiguo Testamento, representa el momento en el que el profeta Moisés, regresa de su retiro de cuarenta días en el monte Sinaí, portando las Tablas de la Ley o los Diez Mandamientos para enseñárselas al pueblo de Israel, y encuentra a su pueblo entregado a la adoración del Becerro de Oro, abandonando el culto a Jahvé (Jehova) o el Dios del Antiguo Testamento.
La talla de la piedra es perfecta, sin duda, Miguel Ángel trata el mármol como un material maleable dando la sensación de un modelado más que de una talla. El pulido de la piedra deja resbalar la luz, los pliegues de sus ropas tienen un gran naturalismo y provocan grandes contrastes de luces y sombras otorgando un rotundo volumen a la obra.
El estudio anatómico es perfecto, Miguel Ángel, debido a la avanzada edad de Moisés elige un modelo hercúleo, de asombroso naturalismo, con músculos grandes y poderosos que exhiben una gran fortaleza y tensión en la figura.
La composición, es cerrada, clásica, en torno a un eje vertical desde la cabeza al pliegue formado por las piernas del profeta, la figura queda enmarcada entre dos líneas verticales. Existe un ligero contrapposto a pesar de estar sentado, y que queda patente en el giro de la cabeza y los movimientos contrarios de piernas y brazos. Con esta complicada composición, Miguel Ángel quiere sugerirnos la clásica idea aristotélica del momento preciso entre ser en potencia y ser en acto. Así es cómo Miguel Ángel nos sugiere el momento en que Moisés, cargado de furia, decide levantarse y dirigirse a su pueblo que ha caído en la adoración del Becerro de Oro. Aquí el autor abandona los gestos dulces y serenos de su juventud, sustituidos ahora por una gran expresividad dramática y feroz, que los críticos han señalado como “terribilitá”.
Muchas de las características del estilo renacentista están presentes en esta obra como la búsqueda de la belleza ideal, el acentuado naturalismo, el interés por la figura humana y su anatomía como expresión ideal de la virtud y no como fuente del pecado, como lo fue en la tradición medieval.
INTERPRETACIÓN Y SIGNIFICADO DE LA OBRA: Este Moisés pertenece al sepulcro del Papa Julio II, quien fue además el mecenas, por encargo en 1505. El proyecto original difiere mucho del resultado final, ya que se trataba de una tumba exenta, con cuatro fachadas y más de cuarenta estatuas y que iría ubicada bajo la gran cúpula de San Pedro del Vaticano. Sin embargo este gran proyecto fue reduciéndose por motivos económicos y sobre todo por la muerte del propio promotor Julio II. Quedan sin embargo, algunas estatuas de esclavos, muchas sin terminar que formarían parte del gran conjunto escultórico.
Simbolismo: algunos críticos interpretan al Moíses como un retrato idealizado del propio escultor o bien del Papa Julio II, como un guerrero de Dios o líder espiritual, tal y cómo lo fue el profeta en las santas escrituras que liberó a su pueblo de la tiranía de Egipto. Es posible que el sentido que buscaba Miguel Ángel era simbolizar la fusión de la vida activa y la contemplativa, según el ideal platónico y que representaba muy bien el personaje bíblico.
EL AUTOR: El escultor es Miguel Ángel Buonarotti (1475-1564), es el escultor más importante del Cinquento Italiano y uno de los más importantes de la Historia Universal del Arte. Transmite la imagen de genio polifacético y humanista renacentista, ejerce con gran destreza la arquitectura, la pintura, la poesía y por supuesto la escultura, que será su auténtica vocación. En sus obras busca la belleza ideal, que en el sentido neoplatónico será la expresión de un orden intelectual.
Su trayectoria artística atravesará varias etapas, una etapa de juventud, donde se ajusta más a las formas clásicas y existe una voluntad más patente de búsqueda de la belleza ideal como es el caso del David o la Piedad del Vaticano. Una etapa de madurez, donde aparecen tendencias más manieristas, diluyéndose el ideal estético clasicista, donde el mejor ejemplo es este Moisés. Y una etapa de vejez, donde abandona por completo la estética clásica y busca nuevas formas de expresión tanto en la talla como en la composición que lo acercan más al Barroco.