
Templo de Atenea Niké. Comentario
Templo de Atenea Niké. Comentario
Clasificación
El Templo de Atenea Niké, situado en la Acrópolis de Atenas, fue construido entre 427 y 424 a. C. bajo la dirección del arquitecto Calícrates. Esta obra pertenece al estilo clásico griego, concretamente dentro del orden jónico, y representa uno de los ejemplos más refinados de la arquitectura religiosa del periodo. Se localiza en el bastión suroeste del recinto sagrado, con vistas a la llanura del Ática y al mar, en una posición privilegiada que acentúa su valor simbólico como espacio de culto a la diosa de la victoria. A pesar de su reducido tamaño, su estado de conservación es notable gracias a los trabajos de restauración realizados desde el siglo XIX.
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Templo de Atenea Niké. Alzado, sección y planta. |
Descripción
El Templo de Atenea Niké responde a la tipología de templo clásico griego de planta anfipróstila, es decir, con columnas en las fachadas este y oeste, pero sin columnas laterales. Está construido en mármol pentélico, característico de la región del Ática. La planta presenta una cella única sin pronaos ni opistodomos, lo que refuerza su compacidad. Las fachadas cuentan con cuatro columnas jónicas cada una, con capiteles esculpidos y bases molduradas. Los elementos sustentantes son columnas jónicas esbeltas, mientras que los elementos sustentados comprenden un entablamento jónico con un friso continuo que recorre todo el perímetro del templo.
La estructura se basa en el sistema arquitrabado clásico. Las cubiertas eran a dos aguas, posiblemente con tejas de mármol, aunque se conservan escasos restos originales. En el alzado, el templo ofrece proporciones equilibradas, destacando por su elegancia formal. Los elementos decorativos incluyen relieves del friso que representan escenas de batallas entre griegos y persas, así como figuras mitológicas, entre ellas la famosa representación de “Atenea atándose la sandalia”, una muestra del refinamiento escultórico clásico.
Análisis
La luz natural baña por completo el templo, gracias a su pequeño tamaño y a su situación elevada, generando un ambiente luminoso que acentúa el carácter sereno y triunfal del edificio. La claridad que envuelve el templo no solo facilita su contemplación desde diversos ángulos, sino que también refuerza la idea de pureza y perfección divina.
En cuanto al color, originalmente el mármol estaba policromado con pigmentos que resaltaban los detalles escultóricos del friso y las molduras. Aunque hoy el templo aparece monocromático, en su época habría sido visualmente más complejo y vibrante.
Respecto al volumen, el edificio presenta una masa compacta, perfectamente proporcionada, donde se percibe la unidad entre forma y función. Desde el exterior, la lectura volumétrica es clara y coherente, destacando el cuerpo central de la cella y el ritmo de columnas en los extremos.
Además, el ritmo arquitectónico se manifiesta en la repetición ordenada de los tambores de las columnas, las estrías verticales y las escenas en friso que crean una narrativa continua. El friso, en lugar de metopas y triglifos, como en el orden dórico, ofrece una decoración fluida y sin interrupciones, característica del jónico.
Finalmente, las proporciones del templo responden al ideal de simetría clásica. Predomina la horizontalidad, pero sin renunciar a una cierta verticalidad en la elevación sobre el bastión. El equilibrio entre sus partes transmite serenidad, control y perfección, ideales asociados a la Atenas clásica.
Comentario
El estilo clásico griego florece en el siglo V a. C., especialmente tras las guerras médicas, cuando Atenas, liderada por Pericles, emprende una profunda renovación artística de la Acrópolis. Este estilo nace en el entorno de la polis y se extiende más tarde por todo el ámbito helénico y posteriormente por el Mediterráneo en época helenística.
El contexto histórico del Templo de Atenea Niké es el de una Atenas que ha vencido a los persas y se presenta como la nueva potencia hegemónica del mundo griego. El templo es símbolo de esta victoria y de la protección divina de Atenea sobre la ciudad, y al mismo tiempo un recordatorio de los logros de la democracia ateniense.
Por otro lado, la función principal del templo era religiosa: se consagraba a Atenea Niké, advocación de la diosa como portadora de la victoria. Pero también desempeñaba una función política y conmemorativa, ya que celebraba la superioridad militar y cultural de Atenas frente a sus enemigos.
Entre los rasgos principales del estilo clásico se encuentran:
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Racionalidad en la estructura y en la proporción de los elementos.
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Perfección formal mediante el uso de órdenes arquitectónicos desarrollados.
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Equilibrio entre forma, función y contenido simbólico.
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Uso de relieves y decoración escultórica que narran episodios históricos y mitológicos.
Obras paradigmáticas de este estilo son el Partenón, el Erecteion, el Templo de Zeus en Olimpia y el Hephaisteion. Todos ellos responden a una misma lógica de armonía formal y exaltación cívica.
Los principales artistas del clasicismo incluyen a Fidias, escultor responsable del programa decorativo de la Acrópolis; Ictinos, coautor del Partenón; y Calícrates, autor del templo que nos ocupa. Estos artistas gozaban de prestigio y eran figuras clave en la política cultural de Atenas, aunque su consideración social aún estaba ligada al mecenazgo estatal o cívico.
Conclusión. Templo de Atenea Niké
El Templo de Atenea Niké es un ejemplo singular de cómo el arte griego clásico podía sintetizar monumentalidad, armonía y contenido simbólico en un espacio de dimensiones reducidas. Su mayor aportación a la Historia del Arte radica en la forma en que eleva el orden jónico a su máxima expresión, integrando proporción matemática, relato histórico y exaltación cívica en un solo conjunto.
Aunque de escala menor que otros templos, su influencia ha sido duradera. Inspiró no solo a los arquitectos del Renacimiento, sino especialmente a los del Neoclasicismo europeo y estadounidense, en la búsqueda de un lenguaje arquitectónico racional, elegante y cargado de significado cívico. Incluso en el arte moderno del siglo XX, su lógica formal ha sido admirada por movimientos como el Racionalismo, que recuperan la idea de estructura clara y función honesta.
Finalmente, como obra arquitectónica, el templo no solo honra a una de las principales divinidades de Atenas, sino que también encarna los ideales filosóficos, políticos y estéticos del siglo de Pericles, consolidándose como una de las cimas del arte universal.
Bibliografía. Templo de Atenea Niké
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Pedley, J. G. (2012). Greek Art and Archaeology. Upper Saddle River: Pearson.
- Wikipedia