Taifas y Parias. Comentario de Texto Resuelto.

por Feb 7, 2017Sin categoría

«Ibn Ammar había quedado empeñado con el cristiano, ya que, por el compromiso adquirido cuando alquiló un ejército infiel para lo de Belillos, le debía grandes cantidades e importantes sumas, que había de pagarle y le tenía prometidas. Con este motivo ponía a su soberano en grandes aprietos, porque no quería dejarle reposar un momento, para hacerse el indispensable en medio de las discordias, y no vacilaba en atraer el mal contra los musulmanes […].


Por segunda vez fue a visitar al cristiano Alfonso y a preguntarle como fácil el negocio de Granada, pintándome a sus ojos como un ser incapaz de todo, por mi flaqueza y mis cortos años. Le garantizó, además, que, con la toma de Granada, todos los tesoros de esta ciudad pasarían a su poder, a cambio de que el cristiano le asegurase que, una vez hecho dueño de la plaza, la pondría bajo su soberanía y le dejaría apropiarse de mi peculio personal. No dejó paso por dar para decidir a Alfonso a ir contra Granada, y no sólo le entregó considerables sumas con ese propósito, sino que incluso le prometió que, una vez acabado el negocio, le daría cincuenta mil meticales, a más de lo que encontrase en la ciudad, para animarle a ponerse al punto en camino.


Tales proposiciones excitaron la codicia del cristiano. «Es éste un negocio -se decía- en el que de todos modos he de sacar ventaja, incluso si no se toma la ciudad, porque, ¿qué ganaré yo con quitársela a uno para entregársela a otro, sino dar a este último refuerzos contra mí mismo? Cuantos más revoltosos haya y cuanta más rivalidad exista entre ellos, tanto mejor para mí. «Se decidió, pues, a sacar dinero de ambas partes, y hacer que unos adversarios se estrellaran contra los otros, sin que entrase en sus propósitos adquirir tierras para sí mismo […].


Con la solemnidad requerida por las circunstancias, salí a encontrarme con Alfonso en las cercanías de la ciudad […]. Entabladas luego las negociaciones, yo le envié mis embajadores y él me mando los suyos […]. Me exigió cincuenta mil meticales […]. Yo me quejé de los pocos recursos de mi territorio […] y por fin llegamos al acuerdo de que le pagaría veinticinco mil meticales […]. Además […] le preparé muchos tapices, telas y vasos, y lo reuní todo en una gran tienda en la que le invité a entrar».


Abd Allah. Memorias de Abd Allah, último rey zirí de Granada destronado por lo almorávides. 1090


Taifas y Parias



CLASIFICACIÓN: Nos encontramos ante un fragmento de las Memorias de Abd Allah, el último rey zirí de Granada, escrito hacia 1090. Se trata de un texto de naturaleza histórico-circunstancial ya que deriva de los hechos con los que se relacionan y de temática política. Se trata de una fuente primaria debido a su carácter autobiográfico. Su intención es dar a conocer la vida de Abd Allah y está destinado a un público culto.

ANÁLISIS: La idea principal del texto es explicar el funcionamiento del sistema de parias impuesto por los reinos cristianos a las taifas musulmanas del sur de la península Ibérica, a mediados del siglo XI, entre los años 1031 y 1085. Además aparecen otras ideas secundarias nos dan idea del funcionamiento del sistema de parias impuesto por Alfonso VI de Castilla y León.

En el primer párrafo habla de como Ibn Ammar, visir del rey al-Muttamid de la taifa de Sevilla, se entrevista con Alfonso VI rey de Castilla y León (1037-1109), identificado en el texto como «el cristiano». El motivo de la entrevista, era resolver la deuda contraída por la taifa de Sevilla al rey castellano por el alquiler de un ejército, para la construcción de una fortificación, identificada en el texto como Belillos, de localización imprecisa hoy en día, aunque es posible que formara parte del cerco a la taifa de Granada, por el rey al-Muttamid.

En el segundo párrafo, se expresa, como en una segunda entrevista, Ibn Ammar, propone a Alfonso VI, tomar la ciudad de Granada, y ceder la soberanía al rey de Sevilla. A cambio, podría apropiarse de todos los tesoros de la ciudad, así como el pago de 50.000 meticales (dinares de oro), con el fin de saldar la deuda con el castellano.

En el tercer párrafo, Abd Allah, nos relata como Alfonso VI entiende que no gana nada entregándole la ciudad a Al-Muttamid de Sevilla, sino todo lo contrario, conseguiría de eso modo reforzarlo. Concluyendo que lo más ventajoso sería mantener la discordia entre ambas taifas, al tiempo que saca partido de la situación, imponiendo el pago de parias a ambas.

En el cuarto párrafo, nos indica, como Alfonso VI, llegando a las puertas de Granada con sus huestes, se entrevista con el rey zirí de Granada, Abd Allah, y a cambio de la paz, le requiere el pago de 50.000 meticales (dinares), que tras la negociaciones se quedaron en 25.000 meticales (dinares) así como otros pagos en especies como tapices, telas y vasos.

COMENTARIO: Tras la muerte del califa Hisham II en 1013, se inicia una crisis política, donde varios bandos pugnan por el acceso al trono, entre ellos la familia Omeya y los hijos de al-Mansur. La crisis desembocó en una guerra civil o fitna, que en 1031 concluyó con la división de al-Ándalus en una veintena de reinos independientes de Taifas.

La fragmentación del califato, se manifestó en una pérdida de poder militar de los musulmanes en la península. Las taifas, lejos de mantener una unidad frente a los reinos cristianos del norte, continuaron con guerras fraticidas, entre ellas, con la intención de conseguir mayor poder político y económico.

Esta rivalidad entre las taifas fue aprovechada por los reinos cristianos del norte, que a menudo, requeridos por las propias taifas, intervenían de forma puntual, bien para colaborar en las guerra entre ellas o bien para intervenir en su defensa o bien para garantizar, siempre bajo el pago de elevadas parias.

En efecto, el pago de parias beneficiaba enormemente a los reinos cristianos de norte, ya que les permitía fortalecer su posición política en la península así como fortalecer su poder militar.

CONCLUSIONES: La fragmentación del califato en reinos de taifas, disminuyó el peso político y militar de al-Ándalus en la península. Las discordias entre las diferentes taifas fue aprovechada por los reinos cristianos a través del cobro de parias, a cambio de diferentes servicios militares o bien a cambio del mantenimiento de la paz. El cobro de parias reforzaba a los reinos cristianos del norte al tiempo que debilitaba aún más las taifas andalusíes. 

Con la toma de Toledo en 1085, por parte de Alfonso VI, las taifas de Sevilla y Zaragoza entre otras, piden ayuda a los Almorávides del norte de África, quienes derrotando a los cristianos en la batalla de Zalaca o Sagrajas recuperan Toledo y comienzan una campaña de conquista volviendo a unificar el poder político de Al-Ándalus, poniendo fin a los reinos de Taifas.

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