Lamassu. Dur Sharrukin. Comentario

Lamassu. Dur Sharrukin. Comentario


Lamassu Asirio. Comentario


Clasificación

El Lamassu de Dur Sharrukin es una escultura monumental tallada en alabastro, datada aproximadamente entre los años 721 y 705 a.C., correspondiente al reinado del rey Sargón II del Imperio neoasirio. Esta obra se encuadra dentro del estilo asirio monumental, caracterizado por su funcionalidad simbólica y decorativa. Originalmente, estas figuras se situaban en las entradas del palacio real de Dur Sharrukin (la actual Khorsabad, en Irak). Actualmente, algunas se conservan en museos como el Museo del Louvre y el British Museum. A pesar del paso del tiempo, su estado de conservación permite apreciar los detalles esenciales de su elaboración.


Descripción

Los Lamassu son esculturas figurativas simbólicas, que representan criaturas híbridas: tienen cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza humana. Cada uno se tallaba en bulto redondo, aunque parcialmente adherido al muro. El material utilizado es alabastro, lo que permitía una talla precisa de los detalles. La técnica principal es la talla directa, con retoques mediante incisión para resaltar relieves. El género al que pertenece es religioso y protector, vinculado a la arquitectura palaciega. El tema representado es el de un ser sobrenatural guardián, que cumple funciones tanto apotropaicas como propagandísticas. En cuanto a su iconografía, remite a tradiciones mesopotámicas anteriores, como los genios alados de los templos sumerios, y refleja la cosmovisión asiria, en la que las divinidades y espíritus protectores vigilaban los umbrales entre el mundo humano y el divino.


Análisis

En primer lugar, el volumen del Lamassu es imponente: supera los cuatro metros de altura, y su masa contribuye a reforzar su efecto intimidante. Además, su configuración arquitectónica está pensada para ser observada desde varios ángulos.

El movimiento, en apariencia estático, es resuelto mediante una ingeniosa solución óptica: se añaden cinco patas para que la figura parezca estar de pie desde el frente, pero caminando desde el lateral. Así, se logra una sensación de dinamismo sin alterar la simetría.

La composición es frontal, simétrica y cuidadosamente equilibrada. El rostro humano se representa con calma solemne, lo que otorga autoridad al conjunto. Las proporciones se adaptan a fines simbólicos más que naturalistas. El cuerpo del animal es musculoso, transmitiendo fuerza y estabilidad.

Las texturas del pelaje, las alas y la barba se tallan con minuciosidad, especialmente en los rizos y plumas. Evidentemente, esto no solo busca realismo, sino un efecto decorativo y jerárquico. El color original del alabastro era claro, pero se presume que algunas zonas estuvieron pintadas, aunque esos pigmentos se hayan perdido.

En cuanto a la expresividad, el rostro transmite vigilancia, dignidad y poder. De esta manera, el Lamassu actúa como una representación ideal del soberano, fusionando las mejores cualidades de la naturaleza.


Comentario

A continuación, contextualizamos esta escultura en su marco histórico y artístico. El estilo neoasirio surge hacia el siglo IX a.C. y alcanza su esplendor con los reinados de Tiglatpileser III, Sargón II y Asurbanipal. En consecuencia, se extiende desde el norte de Mesopotamia hacia vastas regiones del Próximo Oriente.

El Lamassu, como símbolo de este estilo, tiene raíces iconográficas en la tradición sumeria y acadia. Por esto, hereda la idea del guardián híbrido. Sin embargo, la versión asiria añade monumentalidad, ubicación palaciega y sentido político.

En cuanto al contexto histórico, el reinado de Sargón II se caracteriza por una centralización del poder, expansión militar y un control propagandístico de la imagen real. Así, el arte cumple una función política y religiosa.

Por ejemplo, estas esculturas no eran simples decoraciones: tenían la misión de proteger mágicamente los accesos y de manifestar el poder sagrado del rey. De hecho, se colocaban en portales, integradas arquitectónicamente.

Los principales rasgos del estilo son la estilización formal, la monumentalidad, el relieve detallado y el carácter simbólico. En comparación con otras culturas contemporáneas, como la egipcia, el arte asirio resulta más narrativo y militarista.

Entre las influencias notamos ecos del arte sumerio en la configuración del rostro y del acadio en la combinación iconográfica. Asimismo, influirá posteriormente en la representación de genios protectores en el arte aqueménida.

En el conjunto del arte escultórico asirio, otras obras destacadas son los relieves de caza de Asurbanipal y los relieves del palacio de Nínive. Todos ellos comparten el objetivo de exaltar el poder real mediante el uso simbólico de imágenes.

En relación a los artistas, poco se sabe de sus nombres, pero es claro que existía una organización especializada de talleres palaciegos. Dado que la ejecución técnica es de alta calidad, se infiere una formación meticulosa.


Conclusión. Lamassu Asirio

En resumen, el Lamassu de Dur Sharrukin representa la fusión de arte, religión y política en el Imperio Asirio. A través de su forma híbrida y su ubicación simbólica, comunica un mensaje claro: la vigilancia del rey es constante y su poder, indiscutible.

Por añadidura, esta obra es testimonio de una visión cosmológica compleja, donde el monarca actúa en nombre de los dioses. En consecuencia, el Lamassu no solo protege, sino que impone respeto y orden.

A fin de cuentas, su influencia alcanza incluso el arte del siglo XX, donde algunos artistas redescubrieron lo mítico y lo simbólico como fuente de inspiración. Por ejemplo, su estructura modular y su frontalidad se reflejan en propuestas escultóricas contemporáneas de corte conceptual.

Para finalizar, esta obra resume la capacidad del arte antiguo para materializar ideas abstractas como el poder, el miedo, la protección y la divinidad, elementos que aún hoy continúan fascinando al observador moderno.


Bibliografía. Lamassu Asirio

  • Frankfort, H. (1997). El arte y la arquitectura del Oriente Antiguo. Madrid: Cátedra.

  • Curtis, J. (1996). Arte asirio. Barcelona: Electa.

  • Oates, J. (2005). Babilonia: Mesopotamia antigua. Madrid: Akal.

  • Guisepi, R. A. (2002). Historia de la civilización mesopotámica. Madrid: Alianza Editorial.

  • Reade, J. (1998). Assyrian Sculpture. Londres: British Museum Press.

  • Wikipedia

 

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