Crómlech de Stonehenge
Clasificación
El Crómlech de Stonehenge, ubicado en la llanura de Salisbury (Wiltshire, Inglaterra), es una construcción megalítica que se erigió entre el 3100 a.C. y el 1600 a.C., abarcando desde el Neolítico tardío hasta la Edad del Bronce. Se trata de una obra anónima, como es habitual en la arquitectura prehistórica, y pertenece al estilo megalítico ceremonial, dentro de la tipología conocida como crómlech. Su estructura circular compuesta por grandes bloques pétreos lo convierte en uno de los ejemplos más icónicos del megalitismo europeo. Este conjunto se encuentra en el Reino Unido y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. A pesar de los milenios transcurridos, su estado de conservación es bueno, y ha sido objeto de diversas restauraciones parciales a lo largo del siglo XX.
Descripción
El Crómlech de Stonehenge presenta una estructura circular monumental, formada por grandes bloques de piedra dispuestos en varias fases constructivas. El conjunto consta de un anillo exterior de piedras sarsen, cada una de ellas de hasta 4 metros de altura y unas 25 toneladas de peso, coronadas por dinteles horizontales que forman una estructura adintelada cerrada. En el interior de este círculo principal se encuentra una disposición en forma de herradura, orientada hacia el noreste, formada por cinco trilitos (dos ortostatos verticales y uno horizontal que actúa como dintel), cada uno de mayor altura y más trabajados. Este diseño interior refuerza la función simbólica y ritual del espacio.
El monumento se construyó utilizando dos tipos principales de piedra: la sarsen, una arenisca dura procedente de la región local de Marlborough Downs, y las bluestones, unas rocas ígneas de origen volcánico procedentes de las montañas de Preseli, en Gales, a más de 200 km de distancia. Esta elección de materiales refuerza la idea de una fuerte carga simbólica y una voluntad técnica destacada por parte de sus constructores.
La planta del conjunto es circular, abierta al noreste, donde se sitúa la denominada “piedra del talón”, que alinea visualmente el monumento con el amanecer del solsticio de verano. No existe una fachada única, pero la orientación sugiere una dirección ritual marcada. Los elementos sustentantes son los ortostatos verticales, mientras que los elementos sustentados son los dinteles horizontales, ensamblados mediante un sistema de mortaja y espiga, que demuestra conocimiento técnico avanzado. El conjunto carece de cubiertas, siendo un espacio al aire libre, concebido para una experiencia visual directa del cielo y el paisaje circundante.
El alzado se caracteriza por su sencillez y monumentalidad, destacando la presencia de líneas rectas, masas pétreas pesadas y simetría. No presenta elementos decorativos complejos, aunque algunas piedras contienen grabados incisos con motivos geométricos o símbolos posiblemente religiosos. Todo ello hace de Stonehenge una obra esencialmente simbólica, más que funcional, donde lo visual y lo ritual se fusionan de forma extraordinaria.
Análisis
El Crómlech de Stonehenge destaca por su organización geométrica y simbólica, con una estructura que sugiere no sólo una función ritual, sino también un profundo conocimiento astronómico.
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Luz: La luz solar es fundamental en la interpretación simbólica del monumento. Su orientación hacia el amanecer del solsticio de verano demuestra una intencionalidad clara en su disposición. La luz no sólo ilumina físicamente el espacio, sino que tiene una carga espiritual y ritual, estableciendo una conexión entre el mundo terrenal y los ciclos celestes.
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Color: No se observa decoración cromática añadida. El color natural de los megalitos, grisáceo y ocre, refuerza el carácter arcaico y telúrico del conjunto. La sobriedad cromática concentra la atención en la forma, la escala y la relación con el entorno natural.
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Volumen: El conjunto presenta un dominio absoluto de los volúmenes geométricos macizos, tanto en los ortostatos verticales como en los dinteles horizontales. Desde el exterior se aprecia la monumentalidad del conjunto, mientras que el interior revela espacios definidos por la disposición de las piedras, que podrían haber delimitado zonas de culto o rituales.
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Ritmo: El ritmo se establece mediante la alternancia repetitiva de ortostatos y dinteles, creando un efecto visual cadencioso y armónico. Este ritmo geométrico subraya la importancia de la simetría y la repetición como elementos estructurales y simbólicos.
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Proporciones: Predomina una armonía entre la verticalidad de los ortostatos y la horizontalidad de los dinteles, generando una composición equilibrada. Las proporciones monumentales refuerzan el impacto visual y espiritual del conjunto, destacando su carácter trascendente y su capacidad para sobrecoger al espectador.
Comentario
Contexto histórico
El arte megalítico, al que pertenece el Crómlech de Stonehenge, se desarrolló en Europa occidental entre el 4000 a.C. y el 1200 a.C., con especial intensidad en regiones como Bretaña, las Islas Británicas, Galicia y Andalucía. Este estilo se caracteriza por el uso de grandes bloques de piedra, denominados megalitos, dispuestos en diversas formas: dólmenes, menhires, sepulcros de corredor y, como en este caso, crómlech, o círculos de piedra.
La función principal de estas construcciones es de carácter ritual, funerario o astronómico. En el caso de Stonehenge, la disposición en anillos concéntricos y su orientación astronómica apuntan a un uso ceremonial vinculado a los ciclos solares y posiblemente lunares. Se ha propuesto que funcionara como un observatorio astronómico, un templo solar o incluso un lugar de enterramiento de élites.
Rasgos del estilo
Los rasgos del estilo megalítico más destacados son:
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Uso de ortostatos de gran tamaño, a menudo sin tallar.
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Estructuras simples y geométricas, organizadas en círculos, líneas o cámaras.
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Construcción adintelada, sin uso de bóvedas ni arcos.
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Integración con el paisaje natural, buscando una relación simbólica con el entorno.
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Orientación astronómica, relacionada con solsticios, equinoccios y fenómenos celestes.
Stonehenge representa la culminación técnica y simbólica de este estilo. A diferencia de otras construcciones megalíticas más simples, este conjunto demuestra un grado avanzado de planificación, transporte y ensamblaje de materiales. Las piedras sarsen, utilizadas en el círculo exterior, se extrajeron a unos 30 km del sitio, mientras que las bluestones, del círculo interior, proceden de Gales, a más de 200 km de distancia. Esto implica una organización comunitaria altamente estructurada y especializada.
En cuanto a otras obras paradigmáticas del megalitismo, podemos mencionar el conjunto de Carnac (Francia), el Anillo de Brodgar (Escocia), los Templos de Ġgantija (Malta), y los Dólmenes de Antequera (España). Todas estas estructuras comparten la monumentalidad pétrea, la disposición geométrica y la función ritual.
No hay artistas individuales identificables en el arte megalítico, dado que se trata de construcciones colectivas realizadas por sociedades sin escritura. No obstante, la complejidad técnica y simbólica de estos monumentos revela un conocimiento profundo de la ingeniería, la astronomía y la religión por parte de estas comunidades. La figura del constructor se disuelve en el grupo, pero su legado ha perdurado durante milenios.
Conclusión. Crómlech de Stonehenge.
El Crómlech de Stonehenge constituye una de las obras arquitectónicas más enigmáticas y significativas de la prehistoria europea. Su importancia radica tanto en su monumentalidad como en su precisión astronómica y su integración simbólica con el entorno natural. Es una obra que encarna el nacimiento de la arquitectura como expresión espiritual y comunitaria.
Su principal aportación a la Historia del Arte es el uso de la piedra como material estructural y simbólico, la introducción de una arquitectura alineada con los astros, y el planteamiento del espacio como un lugar de conexión entre lo humano y lo cósmico. Estas ideas se adelantaron a conceptos que siglos después reaparecerían en la arquitectura religiosa y monumental de otras civilizaciones.
En cuanto a su influencia posterior, aunque no existe una línea directa de continuidad estilística, el Crómlech de Stonehenge ha sido una fuente de inspiración en contextos muy distintos. Ha influido en movimientos contemporáneos como el land art, donde la interacción entre naturaleza, geometría y arte se manifiesta con fuerza. Artistas como Richard Long o Andy Goldsworthy han retomado esa relación entre el ser humano, el paisaje y el tiempo, tan presente en Stonehenge.
Asimismo, en la cultura popular, Stonehenge representa un símbolo de los orígenes místicos del arte y la arquitectura, convirtiéndose en un ícono cultural más allá de su contexto arqueológico.
Bibliografía. Crómlech de Stonehenge.
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Chippindale, C. (1994). Stonehenge Complete. London: Thames and Hudson.
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Burl, A. (2006). Stonehenge: A New History of the World’s Greatest Stone Circle. Yale University Press.
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Parker Pearson, M. (2012). Stonehenge: Exploring the Greatest Stone Age Mystery. Simon & Schuster.
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Renfrew, C. (1987). Arqueología y lenguaje: el rompecabezas de los orígenes indoeuropeos. Crítica.
- Wikipedia