En el año 1085, Alfonso VI de León conquista la taifa de Toledo, la reacción de las taifas andalusíes no se hizo esperar, pidiendo socorro al nuevo poder musulmán aparecido en el norte de África, los almorávides. En 1086 las tropas almorávides al mando de su general Yusuf ibn Tashufin derrotan a los cristianos en la batalla de Sagrajas o Zalaca, recuperando la plaza la de Toledo, a partir de ahí se inicia una reunificación de las taifas andalusíes bajo el poder almorávide.

“Este año se puso en marcha Alfonso con un ejército innumerable de cristianos, de francos, vascones, gallegos y cruzó Al-Ándalus, deteniéndose ante cada una de sus ciudades, devastando arruinando, matando y cautivando, para ir luego a otra. Acampó ante Sevilla y permaneció allí tres días, asoló su región y la deshizo, arrasando en el Aljarafe muchas aldeas. Hizo lo mismo en Sidonia y su región; luego llegó hasta la isla de Tarifa, metió las patas de su caballo en el mar y dijo: “Este es el final del país de Al-Ándalus y lo he pisado”. Luego volvió a la ciudad de Zaragoza, la sitió y juró no levantar su cerco hasta que la tomase, o que la muerte se interpusiese entre él y su propósito: era la ciudad que más quería ganar de todo Al-Ándalus. Su emir, al-Musta’in ben Hud, le envió todo el dinero que pudo, pero no se lo recibió y dijo: “La ciudad y el dinero son míos”.


Envió a todas las capitales de al-Ándalus tropas que las estrechasen, con asedio. Apoderóse de la ciudad de Toledo en el año 477 [10 de mayo de 1084 a 28 de abril de 1085]. Cuando los emires de Al-Ándalus vieron esto, convinieron en que pasase el estrecho Yusuf ben Tachfin (Yusuf ibn Tashufin), y le escribieron todos, pidiéndole ahincadamente socorro y que impidiese al enemigo ahogar a Al-Ándalus: que ellos serían con él una sola mano en la guerra santa contra los infieles”.


Ibn Abi Zar. Rawd al-Qirtas. (Historia de Marruecos).

la conquista de toledo por alfonso VI

CLASIFICACIÓN: Nos encontramos ante un fragmento de un texto de naturaleza historiográfica, ya que es fruto de la investigación histórica. Fue escrito por Ibn Abi Zar y pertenece a su obra Historia de Marruecos, escrita en el siglo XIII. Su intención es divulgativa y didáctica y está dirigida a un público culto.

ANÁLISIS: El texto comienza haciendo referencia a Alfonso, se trata del rey Alfonso VI de León. Siguiendo el relato encontramos como el rey Alfonso comenzó a hacer campañas contra las ciudades y territorios de Al-Ándalus, entre las que se nombran aparecen Sevilla, y sus territorios como Aljarafe, Tarifa o Sidonia, Zaragoza o Toledo. Debemos recordar que desde 1031 Al-Andalus aparece dividido en taifas, lo que las debilita frente al poder emergente de los reinos cristianos del norte, en particular del reino de León, una incipiente Castilla y en menor medida Navarra y Aragón.

Al final del párrafo se hace referencia a Musta’in ben Hud, rey de la taifa de Zaragoza que ofreció dinero a Alfonso VI a cambio de la paz, a lo que el primero se negó. Este tipo de pagos fueron habituales durante los reinos de taifas, habitualmente conocidos como parias, en gran medida consiguieron contener los ataques cristianos a las taifas, aunque lo cierto, es que estas se debilitaron al tiempo que los reinos del norte se enriquecían y fortalecían.

En el segundo párrafo se hace alusión a la toma de Toledo por parte de Alfonso VI en el año 1085 y como el resto de taifas piden ayuda a un poder surgido en el norte de África. Toledo tenía un significado simbólico en la Edad Media peninsular, su estatus de antigua capital visigoda y sede del arzobispado, la convertían en todo un símbolo de poder. No es extraño que Alfonso VI eligiese esa ciudad, no sólo por su importancia histórica, sino como una de las principales ciudades de Al-Ándalus, además de su valor geoestratégico, que permitía situar la frontera en torno al río Tajo.

COMENTARIO: Cuando hablamos de Reconquista, en sentido histórico podemos hablar de tres etapas bien diferenciadas. La primera etapa comenzaría en el 722 con la Batalla de Covadonga y la consolidación del reino Astur bajo el mandato de Pelayo y llegaría hasta el siglo X. Cuando Alfonso III logra consolidar las fronteras del reino de León y las conquistas de Galicia y la extremadura del Duero. Quedan fijadas así las fronteras en el río Duero y se comienza una política de repoblación que permitiera la ocupación efectiva del territorio y su defensa, empleándose en mayor medida el sistema de presura o aprisio en la plana del Vic en la zona de los condados catalanes.

La segunda etapa, se llevaría a cabo durante los siglos XI-XII, que queda simbolizada por la toma de Toledo en 1085 y que llevaría las fronteras hasta el río Tajo en el Oeste y hasta el río Ebro en el Este. El sistema de repoblación empleado, además de las presuras, sería el otorgamiento de fueros, ya que eran territorios más densamente poblados que los anteriores, los fueros consistieron en la concesión de ciertos privilegios por parte del rey a los habitantes de pueblos y ciudades, algunos de los más destacados serían el derecho a elegir su señor, y un gran alfoz o territorio municipal que permitiera la caza o el pastoreo, además de otras prebendas reales.

La última etapa, marcada por la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, tuvo lugar en el siglo XIII, donde se consigue reconquistar todo el valle del Guadalquivir, el Levante y las Baleares, exceptuando el reino nazarí de Granada. Debido a la enorme extensión de tierras, se emplearon fundamentalmente dos sistemas de repoblación, los donadíos, que consistía en el reparto de tierras a nobles y órdenes militares, principalmente las de Santiago, Alcántara y Calatrava, siguiendo un claro esquema feudal. El otro sistema fue conformado por los repartimientos, que se llevaron a cabo tras la expulsión de los musulmanes de sus ciudades a los que accedieron hidalgos de condición más humilde y aquellos con méritos militares.

Las repercursiones de la reconquista y en especial de los sistemas de repoblación empleados tienen su reflejo en la actual estructura de la propiedad. Lo que ha dado lugar a minifundios en el norte de España y a grandes latifundios, pertenecientes a la grandeza de España en el sur.