Cleobis y Biton

Cleobis y Biton


Cleobis y Biton


Clasificación

Cleobis y Bitón es una escultura atribuida a Polimedes de Argos, realizada hacia los años 610-580 a.C., lo que permite ubicarla en los inicios del periodo arcaico griego. Esta obra pertenece al grupo escultórico conocido como kuroi, caracterizado por representar figuras masculinas jóvenes, de pie y desnudas. Las esculturas fueron halladas en el Santuario de Apolo en Delfos, pero originalmente fueron una ofrenda de los ciudadanos de Argos al templo de Hera en esta ciudad. Están realizadas en mármol de gran calidad, con una altura de 2,13 metros incluyendo la base. Actualmente se conservan en el Museo Arqueológico de Delfos, en un estado que permite una adecuada apreciación de sus formas, aunque han perdido su policromía original.


Descripción

Estas figuras se encuadran dentro de la escultura figurativa. Específicamente, son representaciones naturalistas aunque idealizadas, respondiendo a los cánones formales arcaicos. Se trata de esculturas de bulto redondo, trabajadas para ser vistas desde todos los ángulos, lo cual era habitual en las figuras votivas de gran tamaño. El material utilizado es el mármol, tallado mediante una técnica que combina la talla directa y el uso de herramientas de cincel y abrasión. Las esculturas muestran a dos jóvenes completamente desnudos, en actitud estática, con el brazo caído y los puños cerrados, una pierna ligeramente adelantada y una sonrisa rígida en sus rostros. Aunque no hay atributos iconográficos que los individualicen, su identificación proviene de la inscripción hallada en el zócalo. El tema representado es mitológico, pues remite a los hermanos argivos Cleobis y Bitón, célebres en la tradición griega por haber arrastrado el carro de su madre, sacerdotisa de Hera, hasta su templo. Según la leyenda relatada por Heródoto, su muerte fue un premio divino por su piedad filial.


Análisis

En cuanto al volumen, las esculturas muestran una corporeidad potente y proporcionada, destacando los músculos del torso, brazos y piernas, con una cierta rigidez geométrica. Evidentemente, el tratamiento del cuerpo humano tiende más a la abstracción que al realismo, como era característico del momento. Así, aunque el cuerpo está proporcionado, no refleja fielmente las sutilezas anatómicas reales.

El movimiento está sugerido por el leve adelantamiento de una pierna, sin embargo, el resto del cuerpo permanece estático. En consecuencia, la sensación general es de firmeza más que de dinamismo. Por tanto, se percibe una intención incipiente de animar la figura, aunque todavía muy contenida.

La composición es absolutamente frontal y simétrica. Este aspecto denota una influencia egipcia muy clara, ya que el canon del frontalismo era típico en la escultura monumental de Egipto. Por consiguiente, la observación lateral o posterior de las figuras tiene un valor secundario.

Respecto a la proporcionalidad, se aprecia una búsqueda de armonía matemática entre las partes del cuerpo. Sin embargo, hay desajustes como los puños excesivamente grandes o el cuello algo corto, que denotan que la evolución hacia el canon clásico aún no se ha consolidado.

En relación con las texturas, el trabajo del cabello con rizos marcados y esquemáticos contrasta con la superficie lisa del cuerpo. Esta diferencia crea un efecto decorativo que destaca ciertas zonas. Adicionalmente, se observan detalles minuciosos en los músculos y en la anatomía genital, lo que indica una preocupación por dotar a la obra de cierta fidelidad formal.

El color ha desaparecido con el tiempo, pero originalmente estaban policromadas. Generalmente, se aplicaban pigmentos rojos, negros y azules, así como dorados en algunos detalles.

En cuanto a la expresividad, las esculturas exhiben la llamada “sonrisa arcaica”, un rasgo estilizado que buscaba dotar de vida a las figuras. No obstante, esta sonrisa no comunica una emoción concreta, sino más bien una convención plástica de la época.


Comentario

El periodo arcaico de la escultura griega, desarrollado aproximadamente entre los siglos VII y VI a.C., supuso el abandono de la abstracción geométrica heredada del arte micénico y la progresiva adopción de modelos más naturalistas, aunque aún idealizados. Este cambio fue posible debido a una mayor estabilidad política, el desarrollo del comercio y una consolidación de las polis griegas.

Cleobis y Bitón se enmarcan dentro de la tipología de los kuroi, esculturas masculinas votivas o funerarias que representaban no individuos concretos sino arquetipos de juventud, belleza y virtud. De ahí que su desnudez no sea erótica, sino simbólica: el cuerpo se convierte en vehículo del ideal heroico.

Estas esculturas tenían una clara función religiosa, ya que eran ofrendas votivas. Por ello, reflejan no solo la habilidad técnica del escultor, sino también el sistema de creencias que daba sentido a la representación de la excelencia física como prueba de virtud moral.

La escuela de Argos, a la que pertenece Polimedes, se distinguía por un tratamiento masivo y poderoso de la figura humana. A diferencia de otras regiones, como Ática o Jonia, el estilo argivo enfatizaba la solidez estructural y la robustez anatómica.

Evidentemente, las esculturas de Cleobis y Bitón muestran también la influencia del arte egipcio, visible en la frontalidad, la simetría y la técnica del bloque compacto. No obstante, esta influencia se adapta a una sensibilidad distinta, donde el cuerpo humano ya no es una simple forma sagrada, sino un ideal al que aspirar.

Entre las obras escultóricas más paradigmáticas del periodo se encuentran también el Kouros de Anavyssos o la Koré del Peplo, aunque estas últimas corresponden a la evolución final del arcaísmo. En cuanto a otros escultores destacados de este estilo, podemos mencionar a Dipoinos y Skyllis, artistas activos en la misma época que Polimedes.


Conclusión. Cleobis y Biton

Cleobis y Bitón representan un momento crucial en la evolución de la escultura griega. Conque, su principal aportación reside en ser una de las primeras manifestaciones de la escultura monumental en mármol dedicada a la exaltación del cuerpo humano como ideal de virtud. Lógicamente, esta exaltación no era solo formal, sino también ética y religiosa.

Su influencia fue notable en las etapas posteriores del arte griego, ya que contribuyeron a establecer los primeros cánones de proporción y simetría. Posteriormente, durante el periodo clásico, estos principios se refinarían, pero sin perder la raíz arcaica.

De hecho, el arte del siglo XX también retomó el interés por la frontalidad, la simplicidad volumétrica y la presencia simbólica del cuerpo humano, rasgos que conectan con la herencia arcaica. Artistas como Brancusi o Modigliani, aunque muy alejados en contexto, comparten ese interés por la forma esencial.

Finalmente, Cleobis y Bitón nos hablan no solo del pasado, sino de una constante en la historia del arte: la búsqueda de lo universal a través de lo humano.


Bibliografía. Cleobis y Biton

  • Boardman, J. (1991). La escultura griega: el periodo arcaico. Madrid: Alianza Editorial.

  • Richter, G. M. A. (1970). La escultura griega arcaica. Madrid: Ediciones Cátedra.

  • Hurwit, J. M. (1985). The Art and Culture of Early Greece, 1100–480 B.C.. Ithaca: Cornell University Press.

  • Bianchi Bandinelli, R. (1984). El arte de la antigua Grecia. Madrid: Alianza Editorial.

  • Charbonneaux, J. (1968). La escultura griega. Barcelona: Ediciones Destino.

  • Wikipedia
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