«No mucho después cuantos escaparon a la perfidia de Lúculo y Galba, reunidos hasta 10.000, invadieron la Turdetania. Contra estos se dirigió Cayo Vetilio, llegado de Roma con algunas tropas nuevas, a las que juntó las que ya había en Hispania, en conjunto unos 10.000. Sorprendiéndoles en sus correrías, mató a muchos y obligó a los restantes a refugiarse en un lugar; situación difícil, pues quedándose allí, sucumbirían al hambre, y si salían, a los romanos. En vista de lo cual enviaron una legación con ramos de olivo a Vetilio, solicitando de él tierras para establecerse, prometiendo de aquí en adelante mantenerse obedientes al pueblo romano. Vetilio prometió darles tierras y se disponía a formalizar el pacto cuando Viriato, que había escapado de la crueldad de Galba y se hallaba entre ellos, los puso en guardia contra la perfidia de romanos, recordándoles cuántas veces les habían atacado faltando a sus juramentos y cómo aquel ejército no era otra cosa que los restos escapados de los perjurios de Galba y Lúculo, diciéndoles que no desesperasen de escapar de aquella situación, si querían obedecerle. Movidos todos y animados por estas palabras, eligieron jefe a Viriato. Este colocó a todos los hombres de frente, como en disposición de combate, ordenando que, al montar él en su caballo, se dispersasen por muchas partes y huyesen del modo que pudiesen y por diversos caminos hasta la ciudad de Tribola, y que allí le esperasen. Seleccionando, por una parte, un millar de hombres, le hace quedarse junto a él; dispuestas estas cosas, Viriato montó a caballo y todos se dieron a la fuga. Vetilio, no atreviéndose a seguir a los que huían en dispersión, volviose contra Viriato, que permanecía en guardia y atento a los acontecimientos, y entabló combate con él. Pero Viriato, con sus velocísimos caballos, pasó todo aquel día y el siguiente corriendo por la llanura, ora hostilizándole, ora replegándose, haciéndole frente de nuevo y atacándole. Pero cuando hubo calculado que los demás se encontraban ya a salvo, saliendo, al abrigo de la noche, por caminos escondidos y valiéndose de la ligereza de sus caballos, llegó a la ciudad de Tribola sin que los romanos pudiesen seguirle por el peso de sus armas, el desconocimiento del terreno y la desigualdad de sus caballos.»
APIANO, Historia Romana. S.II d. C.
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La muerte de Viriato. 1807. José de Madrazo. Museo del Prado. |
CLASIFICACIÓN: Nos encontramos ante un texto de carácter historiográfico, fruto de la investigación histórica. Se trata de un fragmento de la Historia Romana de Apiano, que trata la historia de Roma desde la época de la monarquía hasta el Imperio de Trajano. Una de las aportaciones más interesantes es que a través de Apiano conocemos la obra de Polibio, hoy perdida en gran parte. Fue escrita en el siglo II d.C. para lo que utilizó diversas fuentes históricas, como Polibio, Julio César, Plutarco o Diodoro. La finalidad del texto es didáctica o divulgativa y su destinatario es el público en general.
ANÁLISIS: La idea principal del texto es la resistencia de Viriato en las Guerras Lusitanas. Para entender el texto se hace necesario aclarar algunos conceptos o protagonistas del mismo. Entre ellos encontramos a Lúculo y Galba, ambos son pretores romanos destinados en Hispania, ambos prometieron tierras a los lusitanos a cambio de ser fieles a Roma, se citó al pueblo lusitano sin armas, y una vez llegados para llegar a un acuerdo, Galba los emboscó, dando muerte a gran número y enviando a las Galias a los supervivientes en condición de esclavos, debido a esta acción Galba fue destituido y juzgado en Roma, aunque finalmente terminó absuelto. A partir de estos momentos, los lusitanos se refugian en la Turdetania, una región en el sur de Hispania, que ocupaba las actuales Huelva y Algarve. Cayo Vetilio vino a sustituir a Galba, y continuó las hostilidades contra los lusitanos, estos, viéndose acorralados acuden a pedir una solución a Cayo Vetilio, al que piden tierras cultivables a cambio de obedecer a Roma, es en este contexto donde surge Viriato, que recordando la emboscada de Galba pide a los lusitanos que no se fíen de las palabras de los romanos. Viriato se erige desde ese momento (146 a. C.) en líder y caudillo del pueblo lusitano que protagonizará las Guerras Lusitanas hasta su muerte en el año 139 a. C.
COMENTARIO: A partir de la victoria en la Segunda Guerra Púnica en el año 201 a. C. Roma comienza una conquista activa de la península Ibérica, en la mayoría de los casos, los pueblos indígenas no mostraron resistencia, es el caso de los diferentes pueblos íberos, como turdetanos, bastetanos, oretanos, ilergetes, ilergavones o layetanos, que no sólo se sometieron voluntaria y pacíficamente sino que además contribuyeron apoyando a Roma con tropas de mercenarios.
Sin embargo, otros pueblos, generalmente celtas y celtíberos mostraron resistencia o se rebelaron contra Roma. Al ser pueblos en distinto grado de evolución, a menudo veían como una amenaza la invasión romana que imponía tributos, usurpaba tierras, y obligaba a levas forzosas. La resistencia de estos pueblos desembocó en guerras muy cruentas, una de las cuales es la Guerra Lusitana (154-139 a. C.) contra el pueblo lusitano que ocupaba la zona occidental de la península, una guerra de guerrillas que finalizará con la muerte de su caudillo y líder, Viriato en 139 a. C. Otro pueblo que mostró gran resistencia fue el pueblo celtíbero que junto con vacceos, arévacos y carpetanos protagonizaron las Guerras Celtíberas (154-133 a. C.) que finalizarán con el famoso asedio de Numancia en 133 a. C.
Más de un siglo después Roma encontrará una nueva resistencia en los pueblos celtas del norte de la península, en el 29 a. C. comenzarán las guerras contra los astures, cántabros y vascones, las denominadas como Guerras Cántabras (29-19 a. C.) el final de las Guerras Cántabras tiene como consecuencia la dominación total de la península Ibérica y coincidirá con la inauguración del periodo conocido como Pax Romana o Paz Augusta, rememorada por el Ara Pacis.
A partir de ese momento comenzará un proceso de romanización o asimilación cultural de los pueblos indígenas, que con el tiempo dará lugar a la desaparición de los caracteres culturales propios y a la asimilación de la lengua, el derecho, las costumbres y las instituciones.
Además de los diferentes pueblos indígenas de la península Ibérica, Roma encontró resistencia también en las Galias, así como en los pueblos del norte y este de Europa como los ostrogodos, los suevos, los alanos o los hunos, que con el tiempo darán lugar al fin del Imperio Romano de Occidente.
Es cierto.
falta la conclusión