Proclama Sublevados en Cádiz 1868. Comentario

por Ene 25, 2016Sin categoría

«Españoles; la ciudad de Cádiz puesta en armas, con toda su provincia, con la Armada anclada en su puerto […], declara solemnemente que niega su obediencia al gobierno de Madrid, segura de que es leal intérprete de todos los ciudadanos […]. Queremos que una legalidad común por todos creada tenga implícito y constante el respeto de todos. Queremos que el encargado de observar la Constitución no sea su enemigo irreconciliable […]. Queremos que un gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país asegure el orden, en tanto que el Sufragio Universal eche los cimientos de nuestra regeneración social y política. Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de […]favoritos; con los amantes del orden, si quieren verlo establecido sobre las firmísimas bases de la moralidad y del derecho; con los ardientes partidarios de las libertades individuales […]: con el apoyo de los ministros del altar […]; con el pueblo todo […]. Españoles: […] Acudid a las armas, no con el impulso del encono, siempre funesto; no con la furia de la ira, siempre débil, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la justicia empuña su espada. ¡Viva España con honra!.»


Cádiz, 19 de Septiembe de 1868. Duque de la Torre, Juan Prim, Domingo Dulce, Francisco Serrano Bedoya, Ramón Nouvilas, Rafael Primo de Rivera, Antonio Caballero de Rodas, Juan Topete.


Gaceta de Madrid, 3 de Octubre de 1868.


CLASIFICACIÓN: No encontramos ante un texto, fuente primaria y carácter político. Se trata de un documento público, que aparece en la Gaceta de Madrid, uno de los diarios de mayor tirada en España, su destinatario es la nación española. Su autor es colectivo, el texto lo firman los protagonistas principales, todos pertenecientes al estamento militar, de la sublevación de Cádiz. El documento daría inicio al movimiento político que conocemos como «la Gloriosa», revolución que implantaría por primera vez en España el sufragio universal masculino, tratando de establecer un régimen liberal con bases democráticas.

ANÁLISIS: La idea principal del texto es la justificar el alzamiento o pronunciamiento contra la legalidad vigente, arguyendo que el régimen liberal establecido no es un gobierno de todos los españoles y que atenta contra el orden y la moralidad. Pide también, el apoyo de todos los españoles para regenerar la política española.

Entre las ideas secundarias se habla de crear una legalidad común, basada en una Constitución, como norma básica de la nación y que sólo la soberanía nacional, a través de su representación parlamentaria tenga la capacidad de reformarla, al contrario de lo que había sucedido en situaciones anteriores, donde cada vez que se alternaba un partido con signo político distinto se producía un cambio de constitución.

También se hace alusión al Sufragio Universal, sistema electoral que concede a todos los ciudadanos el derecho al voto. Exceptuando la Constitución de 1812 que establece el sufragio universal indirecto masculino, el resto de constituciones posteriores 1837, 1845 establecen el sufragio censitario, es a partir de 1848 cuando aparecen nuevos movimientos políticos, como el movimiento obrero y el demócrata que reivindica el sufragio universal masculino que tendrá eco en la Constitución de 1869.

El manifiesto hace un llamamiento a los «liberales», el liberalismo, doctrina política que hunde sus raíces en el inglés Locke y en los franceses de la ilustración, reclama el establecimiento de una Constitución, como decíamos anteriormente, como norma básica y base jurídica de la nación y que garantice una serie de libertades y derechos de los ciudadanos. En 1868, son muchos los grupos liberales que existen en España, como el Partido Moderado, que sigue la corriente del liberalismo doctrinario, más elitista y que favorece a las clases altas, el Partido Unión Liberal que se presentaba como una opción de centro tratando de combinar tesis doctrinarias y otras más progresistas, el Partido Progresista, inspirado en el krausismo y en el utilitarismo, por último, se encuentra el Partido Demócrata que parte de una escisión del Partido Progresista que aceptaba el sufragio censitario y la soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, los demócratas reclaman la soberanía popular y el sufragio universal, en estos años, únicamente masculino. 

COMENTARIO: Desde 1866 se suceden gobiernos breves e inestables, principalmente liderados por el Partido Unionista y el Partido Moderado. A la enorme crisis financiera que sufre el país a partir de 1866 con cierre de pequeños bancos y empresa, se une un descontento general del pueblo con la corona, debido a los conocidos desmanes de la reina, o el fracaso en campañas exteriores como la Guerra de Conchinchina, la Guerra de África, la intervención en Santo Domingo y México, todas ellas ruinosas.  Poco después fallecían O’Donnell y Narváez, líderes políticos de la Unión Liberal y el Partido Moderado, por lo que la reina Isabel II perdía sus principales apoyos. Además los partidos pierden credibilidad, ya que promulgan leyes anticonstitucionales, creando un estado represivo con tal de mantener el orden social. Todo esto lleva a la oposición a no participar en las elecciones desde 1863 y se organiza en un frente común, que aglutina a Progresistas y Demócratas, con un programa común que queda reflejado en el Pacto de Ostende de 1866 en el que se establece, el fin del reinado de Isabel II, una nueva constitución que contemple la soberanía popular y una nueva Constitución.

Es en este momento cuando el almirante Topete se subleva en Cádiz, teniendo toda la Armada a sus órdenes, es entonces cuando Prim, se pone al mando de la rebelión contando con el apoyo del general Serrano. Poco después, se organizan Juntas Revolucionarias en las principales ciudades del país que asumen el poder local. La reina Isabel II, ante esta situación decide cruzar la frontera y exiliarse a Francia, lo que supone «de facto» el triunfo de la revolución «La Gloriosa».

Tras el triunfo de la Revolución, Prim forma un Gobierno Provisional y poco después convoca elecciones a Cortes Constituyentes con triunfo de los Progresistas que redactan la primera Constitución democrática de España, donde se establecen un amplio reconocimiento de derechos y libertades así como el sufragio universal masculino, se continúa con la tradición de sistema bicameral dividido en Congreso de los Diputados y Senado. El estado se establecería como Monarquía Parlamentaria, para evitar los recelos de moderados, y con una clara división de poderes correspondiendo el ejecutivo al Rey y al consejo de ministros, el legislativo a las Cortes y el Judicial a los tribunales. Ante la ausencia de Rey, Prim buscó candidatos entre las principales casas reales europeas, siendo finalmente elegido Amadeo de Saboya en 1971, no sin importantes repercusiones internacionales. Otras de las medidas importantes fue la reforma monetaria, que da lugar al nacimiento de la peseta.

CONCLUSIONES: A pesar de unos primeros años con bastante estabilidad, el nombramiento de un rey extranjero da lugar a una oposición de la sociedad, y en política al auge de una oposición republicana así como una oposición denominada «alfonsina» que pretendía la restauración de la dinastía borbónica en la figura de Alfonso XII. La muerte del general Prim, principal valedor de Amadeo de Saboya, más la complicación del escenario político, principalmente con el inicio de la Guerra de Cuba en 1868, llevó a Amadeo I a abdicar en 1873, en ese momento se proclama la I República, con una andadura difícil, ya que a la guerra de Cuba, y a la oposición alfonsina, debemos sumar la aparición de una III Guerra Carlista, así como al nacimiento del movimiento cantonalista, que llevó al país a una profunda crisis que finalmente se resolvería con el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto que llevaría a un nuevo escenario político, con la Restauración de la Dinastía de Borbón en la figura de Alfonso XII y la instauración de una sistema político inspirado en el turnismo inglés, cuyo principal valedor fue Cánovas del Castillo. 

En España no volvería a tener un sufragio universal masculino hasta 1890, de manos del presidente Sagasta, aunque viciado por las corrupción política como el «encasillado» y el «caciquismo». Sería en 1932 durante la II República, cuando España tendrá por primera vez un sufragio universal, que incluya también a las mujeres existiendo una auténtica soberanía popular.

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