IDENTIFICACIÓN: Nos encontramos ante una imagen de la conocida Hera de Samos, aunque en realidad no se trata de una representación de Hera, sino de una “koré”, tal y como reza la inscripción de su basa “Yo Cheramyes dedicada a Hera como ofrenda”. Fue encontrada en el Heraion de Samos y su autor es desconocido. Está datada hacia el 570 a. C. Podemos clasificarla por tanto como escultura arcaica griega. Hoy en día se encuentra expuesta en el Museo del Louvre, su estado de conservación es bueno, aunque falta la cabeza.

Hera de Samos Comentario
Hera de Samos (h. 570 a. C.) Museo del Louvre

DESCRIPCIÓN: Se trata de una escultura figurativa de bulto redondo, con carácter naturalista idealizado. Corresponde a la representación de una koré, en pie y en actitud oferente, uno de los brazos cae pegado al cuerpo mientras el otro se sitúa sobre su pecho pareciendo sujetar el manto. Va ataviada con el peplo o jitón jónico y sobre sus hombros descansa un manto o himation. Tiene una altura de 1,92 m. sin cabeza y está tallada finamente en mármol.

ANÁLISIS: En esta Hera de Samos, encontramos muchos de los convencionalismos utilizados en la escultura egipcia que sin duda influyeron en este periodo arcaico del arte griego. Así encontramos su concepción de estatua-bloque, con una concepción cerrada que nos parece recordar a una columna, no sólo por su concepción cilíndrica, sino también los pliegues del vestido nos recuerdan a las estrías de las columnas, así como la caída del vestido a los pies, en forma de abanico que recuerdan a una basa. Otros convencionalismos utilizados son la ley de la frontalidad, que queda patente porque la parte trasera de la escultura y que no vemos, apenas está esbozada. Hemos de suponer que la cara tendría un rostro hierático, sin expresión exceptuando el uso de la sonrisa arcaica, y en general la escultura carece de movimiento mostrando una gran rigidez. No obstante muestra algunos avances hacia una representación más naturalista que observamos en la fina talla de los pliegues del vestido que se aparta de concepciones esquemáticas o geométricas como solemos ver en el arte egipcio o en otras esculturas de este periodo como la Dama de Auxerre. Aquí los pliegues caen de forma natural y dejan adivinar la anatomía femenina, lo que muestra un incipiente intento de dejar traslucir el cuerpo que se desarrollará en todo su esplendor durante la época clásica con la conocida técnica de los paños mojados.

También hay un notable intento de desarrollar diferentes texturas, diferenciando el fino tejido del jitón, del grueso tejido del himation que porta sobre los hombros, seguramente de lana. Es posible que también existiera un tratamiento diferenciado para los cabellos y la piel, pero su deterioro no nos deja confirmarlo. De cualquier modo, los volúmenes tienden a ser demasiado planos, sin que se formen contrastes expresivos con juegos de luz y sombra.

FUNCIÓN Y SIGNIFICADO: Las korai representaban jóvenes oferentes, a menudo se encontraban en los templos y portaban en sus brazos alguna ofrenda como flores, objetos o animalitos para el dios o diosa a la que se rendía culto en el templo. Como en este caso, parece una ofrenda realizada por Cheramyes seguramente en acto de agradecimiento o de petición a la diosa Hera. Por tanto, además de su función decorativa tenía un marcado carácter religioso. Además, nos ayudan a conocer el ideal de belleza griego en la época arcaica.

COMENTARIO: La escultura arcaica griega, comienza haciendo acopio de los convencionalismos de la escultura egipcia, para ir evolucionando poco a poco hacia un mayor naturalismo, que tendrá su verdadera manifestación hacia el siglo V, en lo que conocemos como época clásica. Como observamos en esta Hera de Samos, mientras se mantienen algunas convenciones como la ley de la frontalidad, la concepción de escultura-bloque o el hieratismo, comienzan a abandonarse otras como la esquematización geométrica en pro de una búsqueda de mayor naturalismo.