«Cuando se encuentran fósiles nuevos, el paleontólogo los compara con aquellos descubiertos anteriormente en otros yacimientos para tratar de determinar a qué especie pertenecen. A veces resulta de la comparación que los nuevos fósiles no son como ninguno de los demás y entonces se crea para ellos una especie nueva. Este es el procedimiento que se ha seguido con los fósiles humanos de la Gran Dolina. Después de muchos estudios y comparaciones, en 1997 José María Bermúdez Castro, Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell, Antonio Rosas, Ignacio Martínez y Marina Mosquera crearon la especia Homo antecessor (antecessor: «pionero», el que antecede a los demás).
Otro problema es el de saber qué lugar ocupa la nueva especie en la evolución humana. En los fósiles de la Gran Dolina se observan rasgos primitivos en la dentición y otras partes del esqueleto, lógicos teniendo en cuenta que los fósiles tienen unos 800.000 años. En fósiles europeos posteriores no se encuentran ya estos caracteres arcaicos […]. Por otra parte, la especie representada en la Gran Dolina no es Homo erectus, ya que carece de sus especializaciones. Finalmente, estos primeros pobladores europeos podrían representar una población tardía de Homo ergaster. Sin embargo, no es así por varias razones […].
El tamaño del cerebro del Niño de la Gran Dolina era superior al del Homo ergaster […]. La cara del Niño de la Gran Dolina es increíblemente moderna. En el Homo habilis, el Homo ergaster y, por lo que se sabe, también en el Homo erectus, el esqueleto de la cara es todavía bastante plano. Sin embargo, nuestra cara tiene relieves, porque la abertura nasal se encuentra en una posición más adelantada que el resto, y los huesos de las mejillas están excavados debajo de los pómulos, que forman así un saliente marcado. Es esa combinación de un frontal primitivo con una cara moderna lo que hace que el Niño de la Gran Dolina no sea un fósil más, sino un espécimen muy importante para el conocimiento de nuestros orígenes […].
En principio, se supone que los primeros humanos llegaron hasta la península Ibérica por vía exclusivamente terrestre, es decir, desde Asia y atravesando toda Europa. No hay razones para pensar que el estrecho de Gibraltar se cerrara en ningún momento de los últimos 3 millones de años, […] ni se les suponen conocimientos de navegación a los primeros humanos […]. Pero si las poblaciones europeas de Homo antecessor vinieron de Asia, y estas a su vez de África, ¿dónde están sus fósiles fuera de Europa? La respuesta es que aún no se han hallado, entre otras cosas porque no hay buenos fósiles africanos de la misma antigüedad, y los fósiles asiáticos que podrían ser contemporáneos son los del Homo erectus del Extremo Oriente […]. Habrá que seguir esperando, por tanto, para conocer a los parientes africanos de los fósiles de la Gran Dolina. A partir de ese momento, la rama europea de Homo antecessor, representada por los humanos de la Gran Dolina, y la rama africana, cuyos fósiles aún no han sido descubiertos, siguieron historias evolutivas diferentes.»
Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez. LA ESPECIE ELEGIDA.
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Homo Antecessor (Reconstrucción ideal) |
CLASIFICACIÓN: Nos encontramos ante un texto de naturaleza histórico-circunstancial, se trata de un fragmento de la obra La especie elegida, de Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez y se debe fundamentalmente al descubrimiento de los restos fósiles del Homo antecessor en la Gran Dolina. La especie elegida trata de hacer una síntesis de todo el proceso evolutivo del ser humano, con una clara finalidad divulgativa. Tanto Juan Luis Arsuaga como Ignacio Martínez son antropólogos e investigadores y los directores de las excavaciones en el yacimiento de la sierra de Atapuerca. La obra publicada en 1998 ha tenido un gran éxito editorial.
ANÁLISIS: La idea principal del texto versa sobre el descubrimiento, así como la clasificación del Homo antecessor. A lo largo del texto, nos insiste en algunos conceptos clave en antropología que nos ayudan a clasificar los restos fósiles dentro de las distintas especies que conocemos o por el contrario clasificarlos dentro de una nueva especie.
Estos conceptos, normalmente anatómicos, vienen expresados en el texto. Uno de ellos es la dentición. En general, la evolución de la dentición, partiría de piezas grandes, muy esmaltadas, que presentan diastema (separación entre dientes), hacia piezas más pequeñas, con molares reducidos y mandíbulas cuadradas.
En cuanto a la cara, la evolución mostraría un claro prognatismo, en la cual la mandíbula o mentón sobresalen del plano vertical de la cara, como podemos observar en los primates y otras especies homo como el Australopithecus o el Neanderthal y finalizaría con un rostro plano, donde sólo sobresale la nariz como en el humano moderno.
Por último, señala las dificultades para encontrar un parentesco entre fósiles europeos del Homo antecessor y otros de origen asiático o africano lo que hace difícil ubicarlo en el árbol filogenético de la evolución.
COMENTARIO: Debemos decir, a la hora de comenzar este comentario, que dentro de la Antropología, a pesar de su carácter científico, cualquier descubrimiento podría hacer tambalear los cimientos sobre los que sustenta actualmente. Así como también, es necesario saber, que existen casi tantas teorías evolutivas como autores.
De alguna forma, el descubrimiento del Homo antecessor, puso en jaque muchas de las teorías evolucionistas que hasta entonces se tenían como ciertas, por ejemplo, se pensaba que el primer poblador de Europa fue el hombre de Neanderthal, sin embargo, hoy, a través de los yacimientos en la sierra de Atapuerca sabemos que al menos dos especies como el Homo antecessor y el Homo heidelbergensis habitaron antes en nuestro continente.
Para Arsuaga y Martínez, el Antecessor sería un descendiente del Homo ergaster africano y probablemente el antecesor del Homo heidelbergensis, pero al no existir fósiles africanos, ni tampoco asiáticos, esta hipótesis es difícil de comprobar.
Son muchos los detractores de Arsuaga y Martínez, que parecen ver en el Antecessor una variante endémica europea del Ergaster africano o del Erectus asiático, por ser los más próximos cronológicamente. Tampoco faltan detractores que ven en las características que permiten catalogarlo como una especie nueva, es decir, su dentición y su rostro plano, simples rasgos individuales, más que rasgos definitorios de una nueva especie.
Dentro de los últimos descubrimientos antropológicos se encuentra el Homo georgicus, hallado en Dmanisi, Georgia, en 2003, así como el Homo floresiensis, también conocido como «Hobbit» hallado en la Isla de las Flores en Indonesia en 2007. Que también presentan rasgos diferentes que da licencia a los investigadores a catalogarlos como nuevas especies, sin llegar a una acuerdo en la comunidad antropológica internacional, con detractores en los mismos términos que tiene el Antecessor.
La resolución a estos debates, viene, como expresa Arsuaga en el texto, por el descubrimiento de nuevos fósiles datados en las mismas fechas y con ubicaciones diferentes, que permitirían ahora sí, hablar de especies bien definidas, y alejadas de conceptos como los endemismos o caracteres individuales que ponen en duda los nuevos hallazgos.
Sin duda, el hallazgo y clasificación como nueva especie del Niño de la Gran Dolina, ha despertado un nuevo interés por la antropología en España, con numerosas conferencias y exposiciones y ha reavivado a nivel mundial el debate sobre la evolución humana.
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